Luego de conocerse los vergonzosos resultados de la Evaluación Diagnóstica Nacional realizada a estudiantes de sexto grado, en la que se refleja que sus niveles de aprendizaje siguen siendo alarmantemente bajos en Matemáticas, Lengua Española, Ciencias Sociales y Ciencias de la Naturaleza, se impone una profunda reflexión, que debe empezar preguntándonos si vale la pena seguir botando dinero, pues esto ocurre siete años después de que el Gobierno decidió destinar el 4% del PIB a la educación preuniversitaria, en la que se han invertido desde entonces hasta acá mas de 700 mil millones de pesos. ¿Cómo explicar ese desastre? ¿A quién debemos echarle la culpa? El Ministro de Educación Antonio Peña Mirabal, quien dice no estar sorprendido del resultado, cree que ese bajo desempeño es en parte atribuible a que en ese ministerio no era “muy usual” la supervisión de los directores regionales y distritales, lo que para cualquier buen entendedor quiere decir que no los supervisaba nadie nunca. Para la presidenta de la ADP Xiomara Guante, a quien tampoco le extraña que estemos tan mal a pesar de lo mucho que se ha invertido, la baja comprensión del currículo por parte de los docentes incidió en esos resultados. Y con ella coincide el Director Ejecutivo de Educa, Enrique Caraballo, quien señala que uno de los principales problemas que arrojan esos resultados es la incapacidad y debilidad de los docentes de trabajar conceptos complejos en el área de razonamiento lógico-matemático, para que los estudiantes los puedan dominar, comprender, y luego utilizar. Que los tres reconozcan que no les sorprende ni extraña ese desastroso desempeño, que según el Ministro de Educación es “la realidad que vive el país”, solo sirve para alimentar la frustración de quien de repente descubre que un país pobre que se da el lujo de invertir tanto dinero para quedarse en el mismo sitio no puede llegar a ninguna parte.