República Dominicana está entre un grupo de países que ha avanzado algo en cuanto a cumplir y hacer cumplir las reglas de juego y respetar los derechos de propiedad, pero que han quedado rezagados en asumir instituciones sanas que promuevan un verdadero progreso integral.
En cambio hay otro grupo de países que ha avazando notablemente en el aspecto institucional, que incluye a Chile, Colombia, Uruguay, Panamá, Perú y Costa Rica.
En peor situación están otros países que han retrocedido de manera importante en el aspecto institucional, presentando panoramas preocupantes para el futuro: Argentina, Bolivia, Ecuador y Venezuela.
Cuba es un caso muy peculiar porque se ha mantenido con las peores instituciones de América Latina por más de 55 años; está por verse un verdadero cambio institucional de cara al futuro.
Estos planteamientos aparecen en un trabajo del economista Ernesto Selman, publicado en la página web del Centro Regional de Estrategias Económicas Sostenibles (CREES).
En el trabajo se señala que diversos organismos internacionales han llamado la atención de que América Latina no aplicó reformas estructurales en años recientes para diversificar la base productiva y aumentar la productividad, aprovechando un ambiente de bajos tipos de interés a nivel mundial.
Resalta que las políticas económicas son muy importantes porque envían las señales directas a los miembros de una sociedad de la relativa facilidad para emprender, invertir, producir, consumir y ahorrar, entre otras actividades.
Sin embargo, explica que las políticas económicas se toman dentro de un marco institucional que incluye las normas jurídicas establecidas en combinación con las costumbres, creencias y tradiciones de una sociedad.
“Ese orden institucional sirve de fundamento o zapata al desenvolvimiento de una sociedad en términos políticos, económicos y sociales”, expresa.
Al resaltar la importancia del orden institucional, Selman señala que cuando en las ciencias sociales se utiliza el término instituciones se relaciona con las reglas de juego o normas de conducta bajo las cuales se desenvuelven los miembros de una sociedad.
Afirma que el papel de las instituciones es crítico en el desempeño económico.
“Debido a que muchas veces se confunde el término instituciones con el deorganizaciones, nos permitimos aclarar la diferencia entre éstas. Las instituciones son normas establecidas deliberadamente o que asumimos en nuestro comportamiento cotidiano como parte de la vida en sociedad”, agrega.
Selman afirma que en la América Latina existen ciertas instituciones que han servido de retranca al progreso de nuestras sociedades.
El clientelismo, populismo, la corrupción y la impunidad, por ejemplo, son algunas de las instituciones que no hemos superado en la región y que han imposibilitado mejor calidad de vida, con muy raras excepciones en la historia.
Asimismo afirma que la discrecionalidad es una institución enraizada en la cultura latinoamericana que da vida a otras instituciones perniciosas, lo que impide que unas mismas reglas de juego se apliquen equitativamente a todos los miembros de la sociedad.
El resultado es el surgimiento del privilegio, otra institución latinoamericana que limita el progreso y genera mayor inequidad. La falta de instituciones sanas mantienen a miles de latinoamericanos viviendo en pobreza y sin esperanzas sobre el futuro.
Cuando usamos el término de instituciones débiles en un país significa que la discrecionalidad juega un papel más importante que reglas de juego estables en las relaciones políticas, económicas y sociales. De esta forma, se eleva la incertidumbre de vivir y hacer negocios en cualquier sociedad. Bajo un orden institucional débil, se limita el progreso económico y la movilidad social se hace nula. Más aún, sin instituciones sanas o fuertes, las oportunidades de alcanzar mejor calidad de vida muchas veces se logran a través de quienes tienen capacidad de influir sobre las reglas de juego establecidas.