BERLÍN. Rusia esgrimió la amenaza de cortar el gas a Europa justo antes de abrirse el viernes en Berlín negociaciones sobre este tema entre rusos, ucranianos y europeos, con el conflicto entre Kiev y los separatistas prorrusos como telón de fondo.
La reunión de Berlín pretende resolver las divergencias entre Rusia y Ucrania sobre el precio del gas, y garantizar el suministro a la Unión Europea. Entretanto, parece consolidarse la tregua en las regiones separatistas rusófonas de Donetsk y Lugansk, en el este de Ucrania.
El ministro ruso de Energía, Alexander Novak, advirtió a Europa contra cualquier operación de reventa de gas ruso a Ucrania, en una entrevista este viernes a la prensa alemana.
«Los contratos en vigor (entre Rusia y los europeos) no prevén ninguna reexportación. Esperamos que nuestros socios europeos respeten esos acuerdos» dijo al diario Handelsblatt. Este respeto «es lo único que garantiza los suministros (de gas) sin interrupciones a los consumidores europeos» afirmó.
Rusia cortó en junio sus suministros de gas a Ucrania, que rechaza el alza de precios impuesto por el gigante gasífero ruso Gazprom.
La crisis entre Ucrania y Rusia ha dejado, según Moscú, deudas ucranianas por impago de gas por un importe de 5.300 millones de dólares. «Estamos dispuestos a no exigir de inmediato este pago. El grupo ucraniano Naftogaz debe entregar de inmediato 2.000 millones, pero luego podremos reestructurar el resto de la deuda», concedió Novak.
Desde que se le cortó el gas, Ucrania ha intentado hallar otras soluciones, como comprar gas a operadores privados europeos, algo que Rusia desde el principio considera que no es conforme a los contratos comerciales.
Este sistema de suministro de gas a Ucrania por parte de operadores europeos es conocido como «flujos invertidos» y su aplicación podría provocar el corte de gas ruso a la UE.
En este contexto, el operador de la red de gasoductos húngaros, FGSZ, anunció el jueves que suspendió por tiempo indeterminado el envío de gas a Ucrania por razones técnicas, una medida «inesperada e inexplicable» según el grupo público ucraniano Naftogaz.
FGSZ señaló que esta medida fue tomada con la finalidad de poder responder a un aumento de la demanda interna de gas en Hungría. Pero Naftogaz llamó a FGSZ a «respetar sus obligaciones contractuales y la legislación de la Unión Europea», restituyendo el flujo de gas entre Hungría y Ucrania en ambos sentidos.
-Cierre de fronteras – Entretanto, en el este de Ucrania la tregua suscrita el 5 de septiembre parecía respetarse globalmente, tras más de cinco meses de conflicto en el que han muerto 3.200 militares y civiles, según la ONU.
El presidente ucraniano, Petro Poroshenko, estimó el jueves que ya pasó lo peor de la guerra, y aseguró no tener «ninguna duda» de que el plan de paz iba a «funcionar».
Tras firmarse el 5 de septiembre el acuerdo de alto el fuego el parlamento ucraniano votó el 16 de septiembre un «estatuto especial» para las regiones separatistas, así como la celebración de elecciones locales el 7 de diciembre y una ley de amnistía con condiciones para los combatientes.
El mandatario también decretó el «cierre temporal» de los puestos de control en la frontera de Ucrania con la Federación de Rusia, para impedir que «agentes subversivos» ingresen en territorio ucraniano.
Estos anuncios evidencian el distanciamiento de Ucrania de su histórico aliado ruso, ambos exrepúblicas soviéticas.