Las personas que han logrado desarrollar la habilidad de escuchar tienen mayores posibilidades de alcanzar el éxito familiar, social, profesional y laboral. Saber escuchar es una destreza que abre puertas y mejora la imagen pública de los que la ponen en práctica de manera continua y correcta. Escuchar es la base de toda relación humana y es una manifestación de estima y respeto hacia los demás. En fin, escuchar es un componente clave del proceso de comunicación efectiva.

Por lo general, los que carecen de humildad e inteligencia emocional no saben escuchar. En este sentido, Milton Goleman califica el saber escuchar como una de las principales habilidades de las personas con altos niveles de inteligencia emocional. Además, la concibe como la primera de las aptitudes que determinan el manejo de las relaciones, lo cual posibilita comprender a los demás, percibir sentimientos y perspectivas ajenas, así como interesarse activamente por sus preocupaciones.

Es común observar a directivos, ejecutivos y a gerentes de empresas e instituciones con altos niveles de inteligencia cognitiva, pero con muy poca destreza para escuchar a los que piensan, hablan y actúan diferentes a ellos. Se ha comprobado que los que saben escuchar son más proclives a aprender de las personas que los rodean. Los gerentes más exitosos escuchan mucho y hablan poco. Sobre el tema en cuestión, Darcy Ribeiro afirma «…quien controla una conversación no es quien más habla sino quien mejor escucha…».

Las personas que piensan y actúan de manera excluyente, arrogante, prepotente y con poca humildad, no tienen ninguna posibilidad de desarrollar la habilidad de escuchar. Al respecto, un proverbio oriental dice: “Nadie pone más en evidencia su torpeza y mala crianza, que el que empieza a hablar antes de que su interlocutor haya concluido”.