La más grande historia de éxito económico mundial se encuentra en Singapur: un conjunto de islas con apenas 697 km2 de área. En sus inicios fue una colonia inglesa. Destacó por su ventajosa posición geográfica. Durante la Segunda Guerra Mundial fue invadida por Japón. Posteriormente, los ingleses retomaron control y en 1958 aprobaron la creación de un estado independiente. En 1959, el Partido de Acción Popular (PAP) asume el control del Congreso, y en 1961, surge una figura que cambiaría por siempre el destino de esta nación: Lee KuanYew, líder y fundador de Singapur.
Graduado con honores de la facultad de derecho de Cambridge, profesión que practicó brevemente, fundó el PAP en 1951. Su primera gran decisión como primer ministro fue la anexión a Malasia. Sin embargo, tensiones raciales con la mayoría malaya culminaron con la expulsión de Singapur.
Lee veía el potencial de su pueblo a pesar de que no tenía los ingredientes comunes de una nación, pues no contaba con una población homogénea. Cimentó sus decisiones en el pragmatismo confuciano que favorecía el bien común sobre el individuo y en un gobierno estricto en libertades sociales pero liberal en sus políticas económicas. Logró catapultar la economía.
En 1965, el PIB per cápita era solamente 500 dólares y, actualmente, es de aproximadamente 55,000 dólares, uno de los más altos del mundo. Más aún, Singapur cuenta con un presupuesto balanceado, una deuda externa inexistente y una reserva de 340,356.8 millones de dólares con apenas cinco millones de habitantes. Por todo eso, hoy es uno de los centros comerciales, financieros y de entretenimiento más importantes de Asia. Además de ser una referencia política para la región, influyó en la apertura de la economía china en el mundo.
Al tener escasos recursos naturales, Lee centró sus esfuerzos en infraestructuras claves como puertos y aeropuertos. Prestó atención a las viviendas y los empleos. Inició el HDB (Junta para el Desarrollo de Viviendas) y el EDB (Junta para el Desarrollo Económico). El HDB creó ciudades que mezclaban, cuidadosamente, las distintas etnias y quintiles para evitar conflictos sociales. Actualmente, el 82% de los singapurenses residen en viviendas públicas. Por su parte, la EDB incentivó varias industrias y atrajo inversiones extranjeras mediante exenciones fiscales y regulaciones atractivas.
Adicionalmente, Lee Kuan Yew evitó, a toda costa, el victimismo y la corrupción. Premiaba la oportunidad, la meritocracia, la educación de calidad y el trabajo de los inmigrantes. Era extremadamente disciplinado, aunque a veces autoritario, mostrando intolerancia a las críticas de la prensa, acudiendo, con frecuencia, a demandas por difamación. Por encima de todo, deseaba una sociedad ordenada, presentable y moderada. Con este propósito, creó campañas nacionales para el uso apropiado del lenguaje y la higiene, reprobando el consumismo desenfrenado.
Hoy, el PAP experimenta un crecimiento moderado de la oposición a causa de males como la desigualdad y el descontento de un pueblo reacio a la entrada de más profesionales extranjeros, necesarios para mantener la competitividad singapurense y suplir el mercado preciso laboral que está siendo afectado por una baja tasa de nacimiento. No obstante, el legado de Lee Kuan Yew sigue presente en su hijo, el actual primer ministro. Según el Informe de Competitividad Global 2015, que analizó 144 países, Singapur es primero en eficiencia de mercado, transparencia de las políticas gubernamentales, y en confianza, honestidad y eficiencia de sus políticos. Además, es segundo en competitividad (solo por detrás de Suiza), educación superior y entrenamiento, así como eficiencia de los trabajadores.
Este extraordinario líder es un ejemplo para el mundo. Complementó el cortoplacismo con un plan a largo plazo que aseguró y sigue asegurando el futuro de Singapur. Si bien su manera de liderar diverge de lo que conocemos en el occidente, su grandeza es innegable. Lee Kuan Yew fue un ser humano que siempre puso al pueblo por encima de sí. Definitivamente, el 23 de marzo de 2015, las constelaciones perdieron una brillante estrella.
Investigador Asociado:
Iván Kim Taveras.