Chikako Mogi y Hiroko Komiya
El fortalecimiento del dólar pierde energía contra el euro y el yen en tanto los inversores desplazan su atención hacia la rapidez con que la Reserva Federal de los Estados Unidos subirá las tasas de interés el año próximo, mientras que antes les preocupaba si el primer incremento en casi una década se produciría en diciembre.
El dólar retrocedió respecto del nivel del miércoles pasado, el más alto en siete meses contra el euro y el mayor en tres meses contra el yen, a pesar de que los rendimientos estadounidenses a dos años ofrecían la mayor prima desde 2010 sobre los valores japoneses y desde 2006 en relación con la deuda alemana. La moneda reflejó las declaraciones de funcionarios de la Fed respecto de un incremento gradual de las tasas de los Estados Unidos conforme el mercado laboral mejora y las autoridades confían en que la inflación se acelerará hacia su objetivo de 2 por ciento.
“Si bien el diferencial en el extremo corto de la curva se amplía, las monedas se rezagan porque no se contempla un endurecimiento y la curva de rendimiento no se profundiza”, dijo Jun Kato, un administrador de fondos en Tokio de Shinkin Asset Management. “Eso desalienta la compra agresiva del dólar contra el yen”.
El dólar ha caído 2,4 por ciento contra la moneda japonesa desde que alcanzó el nivel más alto en 13 años -125,86- el 5 de junio. Desde ese pico, el diferencial entre los rendimientos estadounidenses a dos años y los rendimientos japoneses comparables se ha ampliado 20 puntos básicos, a 92, la mayor brecha desde abril de 2010, en tanto un aumento de las contrataciones de octubre en los Estados Unidos mayor que el pronosticado contribuía a impulsar las probabilidades de un incremento de tasas de la Fed.
El aplanamiento de la curva de rendimiento estadounidense es ahora el problema para el dólar. La diferencia entre los bonos del Tesoro a dos y 10 años se redujo el viernes 134 puntos, la menor brecha desde abril, y algunos funcionarios de la Fed sugirieron que las tasas subirían de forma gradual.
El rendimiento a más largo plazo podría reflejar el temor a que un aumento de tasas derive en una recesión”, dijo Yoshinori Shigemi, un estratega global de mercado en Tokio de JPMorgan Asset Management. “Eso podría tener su impacto en el dólar en relación con el diferencial de rendimiento a dos años. El dólar podría haberse vuelto menos sensible a las brechas de rendimiento o, en otras palabras, a los mercados les resulta difícil comprar dólares”.
Barrera de 125. Al dólar le costará trepar más allá de 125 yenes en momentos en que la desinflación en Europa y la declinación de los precios de las materias primas impulsan la demanda de la moneda japonesa como refugio, según Kato, de Shinkin Asset. Por otra parte, es probable que los funcionarios japoneses quieran evitar que una mayor debilidad del yen afecte a los consumidores, dijo.
Las opciones cambiarias indican que los inversores se muestran cautelosos respecto de las perspectivas del dólar. Las reversiones de riesgo a un mes han permanecido negativas durante casi dos semanas, lo que indica un creciente incremento de la demanda de derecho a vender dólares para comprar yenes.