Cantan el sol y el caracol y los pájaros del alba
en la vecindad del verano,
rizos castaños de su paje la luna florida,
fuego manso que lame la mariposa del sueño.
Encinas de un hondo temblor de vertebras,
arden las torrenteras y el siglo como un relámpago
abre un agujero a la memoria bicéfala de la pavura.
Husmeo el mirto y la higuera
donde la sangre envejece amurallada por el horror.
Marcháronse al abismo,
julio con truenos y caseríos indomeñables,
mucho violeta tintando los labios y el mar.
¿Quién asoló la luz que trinaba en la cruz?
¿Quién suplantó la voz del cordero?
El encorvado toca ahora la lira de Nerón,
pleamares de murmullos y ánforas rotas.
Una cabeza azulada de góndola leve
huye en un chaparrón de gritos y olivos.
¿Quiénes tiznaron la cabellera del cielo?
Blanquean el alma las espigas y los céfiros.
¿Quién enterrará el hacha del odio?
La poesía aúlla en el zarzal y la ventisca
y en un delantal de polvareda y piedad
la primera bocanada del rocío festina
un beso de amor
sobre los borrosos niños muertos en Palestina.
Tony Raful
Tony Raful, de 63 años, es uno de los grandes poetas dominicanos de la post guerra. Sus poemas están envueltos en un lirismo que pulsa las palabras como notas musicales. A principios de año recibió el Premio Nacional de Literatura 2014, el máximo galardón que se otorga en el país en el campo de la literatura. La intensa labor literaria de Raful se extiende al ensayo, género que ha cultivado con mucho éxito.