Como era de esperarse debido al mamoneo del Procurador General de la República, Jean Alain Rodríguez, con la investigación sobre los sobornos que admitió haber pagado la constructora brasileña Odebrecht en el país, sectores de opinión pública han recibido con suspicacia su anuncio de que el Ministerio Público posee “pruebas contundentes” contra los acusados de recibir sobornos por la compra a la también empresa brasileña Embraer de los aviones Tucano en el 2008. Estamos hablando, por si no se acuerdan bien, de US$3.5 millones que Embraer habría pagado para “aceitar” la aprobación en el Congreso Nacional del préstamo por US$94 millones con los que el Estado dominicano adquirió las aeronaves, pero hasta el momento solo cuatro personas han sido encartadas en el expediente de los once funcionarios que han sido señalados como sospechosos. ¿Cuál ha sido el propósito de sacar al debate público un caso que se creía durmiendo el sueño de los justos? ¿Distraer a una opinión pública que empieza a impacientarse por la lentitud con que marchan las investigaciones sobre el destino de los US$93 millones que Odebrecht repartió? ¿Enviarle un mensaje a los implicados en el expediente de los Tucano, a los que todavía no han sido encartados por no existir suficientes elementos probatorios en su contra, de que se preparen para lo que les espera? Me inclino por la primera hipótesis, lo que confirna una información publicada ayer, atribuida “a fuentes vinculadas a la investigación”, dando cuenta de que la Procuraduría “acelera” las investigaciones sobre Odebrecht. Desde luego, es tan solo de una especulación, pues solo el doctor Jean Alain Rodríguez sabe qué se persigue reavivando el caso y hablando de “pruebas contundentes”, lo que dicho sea de pasada volvió a disparar las ventas de ansiolíticos y antidiarreicos entre el comesolismo hoy en desgracia, sus socios y testaferros.