La Sociedad Dominicana de Diarios acordó en su última asamblea asumir una observación permanente sobre hechos que expresen algún menoscabo al libre ejercicio periodístico, fundamental en toda sociedad y por cuyo respeto está en la obligación de velar. Demandar con rigor que haya pleno acceso a las fuentes de información y condiciones favorables a la exposición de ideas implica no solo detectar y denunciar el incidente burdo contra la labor ordinaria del reportero o la reticencia de funcionarios medios a suministrar datos requeridos para informar cabalmente a los ciudadanos sobre el desenvolvimiento de las áreas del Estado que les correspondan. La relación ideal de armonía y efectividad que procede alcanzar entre el poder y la prensa debe ir más allá.
Insistiremos siempre en estos puntos: que el Presidente de la República acceda con formalidad y periodicidad (como otros gobernantes en el mundo) al intercambio de preguntas y respuestas en el Palacio Nacional con representantes de medios periodísticos. Que la colocación de informes internos de los ministerios en las web oficiales fortalezca la transparencia; y que las autoridades presten atención, o rebatan con solidez de argumentos si tienen que hacerlo, las denuncias y reclamos que la prensa formule sobre asuntos de trascendencia por iniciativa propia o como expresión de la colectividad. Que el ejercicio periodístico sirva para mejorar la gestión pública.
OMISIONES SANCIONABLES
No hubo acción persuasiva a tiempo y se abusó de callar los hechos ante el mal de fondo de un banco, pequeño, por suerte. Los intereses de los ahorrantes no fueron defendidos con presteza ni se cuidó al resto del sistema financiero de posibles repercusiones, a pesar de los terribles resultados que devinieron de la falta de control sobre inobservancias de reglas en un pasado reciente.
Al menos en desastres bancarios anteriores, los actuantes siempre estuvieron aquí: detenibles y juzgables. Incluso sufriendo las consecuencias por vía judicial en diversas medidas. Pero ahora la incriminación sirve de poco. Los supuestos responsables directos del naufragio del aludido banco bajo indicios de transgresión penal pudieron, con toda facilidad, irse del país y ocultarse. Sorprende que se dijera tanto, en tiempos recientes, que bastaba con las nuevas normas para dormir tranquilo.