Para entender y comprender a Verónica Sención lo descubrí en la Zaratustra de Nietzsche y en El malestar en la cultura de Freud. La productividad de lo tangible la llevó a estudiar la empresa, la contabilidad y los mercados. Pero lo intangible, como virtud y felicidad lo pudo lograr en la verdadera fuerza espiritual que deja la cultura, el arte, los libros y la poesía. Así se expresa Nietzche: “conviértete en lo que eres: intenta ser tú mismo, asume tu singularidad en medio de esta sociedad que aprecia las reglas por definición. Debido a que la sociedad exige sumisión a las normas. “conviértete en lo que eres”, dice el maestro, nadie lo hará en tu lugar. Inténtalo por lo menos, porque incluso si fracasa, habrás tenido éxito: fracasaras de una manera que es tuya. No existe riesgo mayor que no intentarlo, y ver acercarse la muerte sin saber quién es uno mismo”.
Para Freud, lo que es bueno para la sociedad no lo es forzosamente para el individuo. Lo bueno para el individuo: la expresión de su singularidad: “convertirse en sí mismo”. Llegar a conocerse a sí mismo, descubrir para qué existe, es decir, razón existencial, razones de vida, y sentido de trascendencia”. Como lo afirma el maestro Víctor Frankl. Verónica Sención a pocos años descubrió en la cultura y los Café Literarios la virtud y la felicidad para derramarla y hacerla extensiva a otros.
A mí, me ha tocado un Café Literario “por mis escritos, mis libros, mis reflexiones, mi apego y sentido de pertenencia con la cultura, los libros y la psiquiatría puesta en mesita de noche y tertulias, decía doña Verónica”. El café literario fue un recorrido por la propiaexistencia de una posmodernidad con prótesis en el espíritu. Allí estaba el poeta José Mármol, un hombre discreto, intachable e inteligente, disciplinado en los libros, tertulia y del buen leer; José Silie un neurólogo que práctica la infidelidad a su profesión con tertulias, columnas de periódico, poesía, ciencia, conocimientos, aparte de ser un conversador de temas no consensuados: amor, felicidad, bioética, placer, y otros que serán temas de tertulia entre filósofos, psiquiatras, antropólogos y poetas. Mi apreciada y respectada amiga la Dra. Martha Díaz de León, junto al presidente la sociedad de psicología Lic. Nicanor resumieron “las emociones y la felicidad vista por un `psiquiatra” que fue la conferencia de la noche. Delante de un seleccionado público de personas brillantes, militantes de la cultura y del sano vivir dije: “la felicidad es un estado duradero de satisfacción existencial, pero los momentos felices son instantes de destello que se confunden con felicidad”, pero no pueden construir la felicidad”. “El bienestar, la armonía y la satisfacción entre lo interior y lo exterior, se construye a través de las emociones positivas”. Tomás Charmer decía, para lograr la felicidad hay que lograr tres cosas: “alguien a quien amar, algo qué hacer, y una esperanza”; y la esperanza es la pasión de lo posible, y lo posible se construye en el día a día. Inevitablemente fue una noche de seducción, de pasiones, de reciprocidad y de mucha bondad para comprender las virtudes de un café literario que se convierte en la extensión emocional de su gestora; Verónica Sención. Pero también, para mí fue una noche de catarsis, la memoria me llevó al pasado cuando siendo estudiante de UASD iba a la tertulia de Pedro Mir y Bosch, en el Hotel Nicolás de Ovando coordinada por doña Verónica y apenas miraba por la puerta; 33 años después, estaba como actor principal hablando de lo que aprendí, me gusta, y me satisface plenamente. En medio de la autogratificación, de la adrenalina y de palpitaciones,decidí expresar la reciprocidad y la gratitud a la principal gestora que me había dado la oportunidad de dirigir la tertulia más asistida en el Centro Cuesta del Libro, los últimos jueves de cada mes por once años de manera ininterrumpida, y ahora me abría la puerta del Café Literario ¡oh Dios! Que persona pusiste en mi camino. Como dijera el apóstol José Martí: “los hombres van en dos bandos los que aman y fundan, los que odian y deshacen”. Ya saben por dónde anda Verónica. Literalmente fue una noche para fortalecer el espíritu. La voz suave y tierna de la artista Mayi Rodríguez nos invitó a cantar una, dos y tres veces; pero el inquieto y dinámico José Silie invito a nuestra amiga geriatra Dra. Rosy Pereyra a cantar, recibiendo aplausos y piropos por sus dotes de artista. Así se puso de pie el poeta José Mármol, mi amigo el Ing. José Sena, un minero que declama a Mario Benedetti. El público nada de salir, la capilla de Los Remedios repleta y seducida, estaba con mi esposa, mis hermanos, hijos, amigos, los tertulianos del Café Literario. Fue una noche inmerecida, pero cargada de cosas posibles y de lealtades visibles.