Cuando de historia del béisbol se habla y se mencionan los nombres de Hank Aaron y Willie Mays, se está ante la realeza del béisbol de las Grandes Ligas.
Dos de los mejores jugadores en las décadas de los ‘50 y ‘60 y terminaron sus carreras en los ‘70, estos hombres deslumbraron los parques de la época no solo con su poderío y destreza sino también con su aguerrido juego.
La consistencia fue la clave de Aaron, un hombre que jugó 23 temporadas en Grandes Ligas, 21 de ellas con los Bravos, primero en la etapa de Milwaukee y luego en Atlanta.
Por décadas fue líder jonronero de Grandes Ligas, con sus 755 estacazos.
Pero Aaron no solo fue un jonronero sino un gran bateador de promedio que terminó su carrera con un average de .305, además de 3,771 indiscutibles, entre los que se cuentan 624 dobles y 98 triples.
Es, además, apenas uno de dos jugadores con más de dos mil empujadas (2,297) y anotó 2,174 carreras.
Fue electo al Juego de Estrellas en 21 de sus 23 campañas en la Gran Carpa y ganó un premio al Jugador Más Valioso (1957), además de tres Guantes de Oro como jardinero.
También fue campeón, con los Bravos de Milwaukee, en 1957, durante una Serie Mundial contra los Yanquis de Nueva York en la que bateó para .393 con tres cuadrangulares y siete remolcadas.
Del otro lado, nos topamos con Willie Mays.
Mays era un hombre chispeante, con mucha energía y un gran bate con el que hacía prácticamente todo lo que quería.
Mays fue cuatro veces líder de jonrones, cuatro veces líder de robos, tres veces líder de triples, una vez líder de hits y una de promedio de bateo.
Sus 660 cuadrangulares solo son superados por Barry Bonds, Aaron, Babe Ruth y Alex Rodríguez.
Un hombre que pegó 3,283 imparables y que anotó 2,062 vueltas, además de haber empujado 1,903.
Y encima de ser uno de los mejores jugadores de ofensiva de todos los tiempos, Mays era un mago con el guante en el jardín central, donde ganó 12 Guantes de Oro.
Vio acción en seis Series Mundiales diferentes y fue campeón para los Gigantes de Nueva York que vencieron a los Indios de Cleveland en la temporada de 1954.
Esas impresionantes cualidades en todas las facetas del juego colocan a Mays en un sitial muy importante en la historia del juego.
Poner las carreras de estos dos jugadores en una balanza para medir cuál de los dos es mejor no es una tarea fácil.
Sin embargo, por la parte defensiva y su capacidad de robos de bases, convierten a Mays en una mejor opción y puede considerarse como mejor.