Biografía de un villano del tango que en 100 años se coronó héroe
En mi país cambian los presidentes y no dicen nada, cambian los obispos, los cardenales, los jugadores de fútbol, cualquier cosa, pero el tango, no. El tango hay que dejarlo como es: antiguo, igual, repetido. » Astor Piazzolla
In Memoriam: Fernando E. Solana y Joaquín Basanta
«VUELVO AL SUR. PINO SOLANA EN EL RECUERDO Y CANNES DE 1988 O LA MÚSICA DE ASTOR PIAZZOLLA.
Tiene que ser difícil escribir sobre Astor Piazzolla y Fernando E. Solana a la vez, esa sombra porteña te revuelve el cuerpo y el corazón, el obelisco, aquella Buenos Aires noctívaga y apasionada, que nadie no importa el color de la bandera de turno, podría cambiar…
Y claro mientras escribo escucho versiones de Vuelvo al Sur:
«Vuelvo al sur como se vuelve siempre al amor. Vuelvo a vos con mi deseo, con mi temor Llevo al sur como un destino del corazón Soy del sur como los aires del bandoneón Sueño el sur inmensa luna, cielo al revés Vuelvo al sur el tiempo abierto y su después Quiero al sur su buena gente, su dignidad Siento al sur como tu cuerpo en la intimidad Te quiero sur Te quiero «…
Esta canción cuyo texto es de Solana para su película Sur (1988) puso en alto el nombre de América Latina en algo en la edición de 1988, si mal no recuerdo fue la edición 41 y en 1988 fue del 11 al 23 de mayo, ganando Fernando Solanas el premio al mejor director.
Aquella noche, en el festival hubo un desborde de alegría, no es muy fácil, no ahora ni entonces, que la América Latina ganara fácilmente un premio en un festival, para el cual el sentido de equilibrio diplomático en los premios, siempre ha sido una norma de condescendencia tradicional del Festival International du Film, celebrado en la ciudad de Cannes, Francia.
Testigo de aquella noche de celebración, recuerdo que Fernando Solanas pidió invitar a todos los corresponsales de América Latina, para que asistieran a la sesión especial nocturna de la premiación de esa noche, estuve cerca cuando con claro acento porteño preguntó en son broma: » No quiero ir a la bartola, la pajarita debe estar como si fuera un bacán, che «… En lunfardo puro, quería lucir bien y no ir la bartola, era como no aparecer esa noche sin esmero o con descuido. Todo era risa camino a la sala Claude Debussy, en pleno corazón de la avenida Croisette, que nunca estuvo más húmeda y ruidosa que esa noche.
Aquella noche en el corazón, cuando se otorga el premio al mejor director por Sur (1988), todos volvimos al sur, porque la propia película tiene esa atmósfera envolvente entre brumas y cárceles, clandestinos corazones sin pausa para el amor posible y la música de Astor Piazzolla, cuya contribución fue excepcional, no le gustaba meterse en asuntos políticos, dio la carga emocional y sonora a Sur (1988). Metáfora de retorno y exilio, de dolor y lucha por la vida.
La película fue el motivo para ese encuentro de Astor Piazzolla y Fernando Solana – Pino – , para volver al gigante sur y sus gigantes historias humanas.
Desde París en el año 2020, nos dejaría Fernando Solanas, aquel de la Hora de los Hornos (1968) hecho con Octavio Getino, esos tiempos del cine militante.
LOS 100 AÑOS DE ASTOR PIAZZOLLA. EL HÉROE DEL SIGLO 21, PERO VILLANO EN EL SILGO XX.
BIOGRAFIA / FRAGMENTO
Primeros años:
Piazzolla nació en Mar del Plata, Argentina en 1921, hijo de Vicente Piazzolla y Asunta Manetti (ambos nacidos en Mar del Plata, hijos de padres italianos). El nombre Astor no existía en ese entonces, su padre se le puso en homenaje a su amigo Astore Bolognini, corredor de moto y primer violonchelista de la Orquesta Sinfónica de Chicago. Piazzolla vivió gran parte de su niñez con su familia en Nueva York, donde desde muy joven entró en contacto tanto con el jazz como con la música barroca de Bach.
Mientras vivió allí, aprendió a hablar fluidamente cuatro idiomas: castellano, inglés, francés e italiano. Comenzó a tocar el bandoneón en 1927 cuando su padre, nostálgico de su Argentina natal, le compró uno usado en una casa de empeños por 18 dólares.14 En 1932 compuso su primer tango, La Catinga, que nunca difundió.15 En 1933 tomó clases con Bela Wilda, un pianista húngaro discípulo de Serguéi Rajmáninov, de quien señaló Piazzolla: “Con él aprendí a amar a Bach.”14
Piazzolla conoció a Carlos Gardel en Manhattan en 1934, al llevarle un presente realizado por su padre. A Gardel le cayó muy bien el joven, y le resultó muy útil para realizar sus compras en la ciudad, ya que el joven conocía muy bien la ciudad, además que dominaba el inglés, idioma que Gardel desconocía totalmente.
Al año siguiente el cantor lo invitó a participar en la película que rodaba en esos días, El día que me quieras, como un joven vendedor de diarios.
Piazzolla cuenta que después de escucharlo tocar el bandoneón, Gardel le dijo: «Vas a ser grande pibe te lo digo yo… el fuelle lo tocás bárbaro, pero al tango lo tocás como un gallego».
Gardel invitó a Piazzolla a unirse en su gira por América, pero su padre decidió que éste era aún muy joven, su lugar fue reemplazado por el boxeador argentino José Corpas Moreno.
Esta temprana desilusión probó ser una suerte en la desgracia, ya que fue en esta gira en la que Gardel y toda su banda perdieron la vida en un accidente aéreo. En 1978, en una carta imaginaria a Gardel, Astor bromearía al respecto sobre ese hecho.
Comienzos de su carrera profesional:
Volvió a Argentina en 1937, donde el tango estrictamente tradicional aún reinaba. Mientras tanto, Astor tocaba en clubes nocturnos con una serie de grupos, incluyendo la orquesta de Aníbal Troilo, considerado en ese momento el mejor bandoneonista y líder en Buenos Aires.
Se le aconsejó estudiar con el compositor Alberto Ginastera y posteriormente con Raúl Spivak. Introducido en grabaciones de Stravinsky, Bartók, Ravel, entre otros, iba cada mañana a oír la orquesta del Teatro Colón, mientras continuaba tocando tango de noche.
En 1942 se casó con Dedé Wolf y del matrimonio nacieron sus hijos Diana en 1943 y Daniel en 1944.
En 1950 compuso la banda de sonido de la película Bólidos de Acero.
En 1952 compuso La Epopeya Argentina, un movimiento sinfónico para narrador, coro y orquesta con texto de Mario Núñez,
NADIA BOULANGER-1953:
Nadia Boulanger fue una pieza muy importante en su carrera, ya que hasta su encuentro con ella, Piazzolla se debatía entre ser un músico de tango o un compositor de música clásica.
Boulanger lo animó a seguir con el tango, pero si hasta ese momento todo era o tango o música clásica, a partir de entonces sería tango y música clásica.
En toda su historia musical, este punto es clave: es ella quien le conduce a la esencia de su búsqueda.
El tango visto como miseria, ella le muestra que es su base para el gran proyecto tango – jazz.
El Quinteto:
En 1955 volvió a Buenos Aires, donde formó una orquesta de cuerdas con músicos argentinos, en la que cantó Jorge Sobral (para esta formación compone Tres minutos con la realidad, obra síntesis entre el tango y la música de Stravinsky y Bartók), y el famoso Octeto Buenos Aires, conjunto considerado como el iniciador del tango moderno, tanto por su instrumentación (incluía por primera vez una guitarra eléctrica en un conjunto de tango), como por sus novedades armónicas y contrapuntísticas (acordes con 13as. aumentadas, seisillos y fugas).
En 1958 disuelve ambas formaciones y se marcha a los Estados Unidos, donde graba los dos únicos discos de lo que él llamó el jazz-tango (los cuales actualmente son muy difíciles de encontrar).
Consagración:
En 1963, forma el Nuevo Octeto, para el cual compuso Introducción a «Héroes y tumbas», con letra de Ernesto Sábato.
En ese año también gana el Premio Hirsch por su «Serie de tangos sinfónicos», estrenados bajo la dirección de Paul Klecky.
En 1992 Astor Piazzolla, desde Buenos Aires, parte a la galaxia de su música desconocida: la eternidad (CFE)