“La Trienal de Arte Latinoamericano de Nueva York tiene como objetivos principales la apreciación de las artes y el intercambio cultural; crear conciencia desde las artes y mediante el desarrollo de una red internacional con artistas latinoamericanos o relacionados con la cultura y establecer la oportunidad de exhibir lo mejor de sus obras. El evento es también para motivar la mente creativa y desafiar a la comunidad artística mundial contemporánea” … (Luís Stephenberg, 2019).
Ya lo dijo Sir E. H. Gombrich: “No existe, realmente, el Arte. Tan sólo hay artistas” … El Arte con A mayúscula tiene que ser por esencia un fantasma o un ídolo” … Y es que tal palabra ha significado, significa y puede significar una multiplicidad de cosas en tiempos, espacios, situaciones y realidades distintas. En este sentido y desde mi íntimo punto de vista, los fundamentos del arte moderno y las prácticas creadoras contemporáneas se remontarían a una antigüedad de más de 40.000 años.
Ahora bien, en el preciso trance de la doxa crítica despejada y el diálogo espontáneo, el artista reclamaría su clasificación y/o denominación universal e individual de acuerdo a las particularidades de su modus operandi y a la misma integridad sicológica, social, ideológica, económica y ética de su práctica, aunque a estas cualidades y calidades habría que agregar procedencia y formación; relación contextual y nexos espirituales, así como sus propósitos humanísticos esenciales
Luego de la suma y resta de tales atributos, el modelo individual del artista, entre muchísimos y tantos otros, podría ser original, auténtico, excepcional, falso, romántico, bohemio, “oficioso”, retrógrado, vanguardista, pensador, frívolo, megalómano, mercachifle, neurótico, revendedor, ecléctico, ramplón, repetitivo, incondicional, aburrido, mimético, hipermimético, iconoclasta, “colgado”, manso, entrampado, cimarrón, crítico, autocrítico, disruptivo, místico o visionario.
Y aquí estallan dos cuestiones inevitables: ¿Cómo definir o clasificar a los artistas cuyo compromiso existencial consiste en hacer valer su propia práctica y las de sus colegas desde el mismo remolino del descalabro social contemporáneo? ¿Y a cuál linaje artístico pertenecería el creador que, mediante su propia práctica, logra saltar exitosamente sobre las terribles ruinas de la anomia, cristalizando así de manera única y admirable la infinita capacidad del arte para significar, sensibilizar, emocionar, compartir, dialogar, fraternizar, transformar, rehumanizar y construir nuevas realidades significativas?
Entonces, estamos ante la prueba axiomática de un linaje indecible de creadores polifacéticos en el que brilla definitivamente Luis César Stephenberg Alers (1950), oficiante polivalente, curador y gestor cultural de origen puertorriqueño basado desde hace más de cuatro décadas en la ciudad de Nueva York y quien, por lo menos en los últimos diez años, destaca como artífice y principal animador de la más amplia, energética y atractiva plataforma de proyección con que hoy pueden contar el arte y los artistas latinoamericanos contemporáneos en los Estados Unidos.
Se trata de la Bienal del Bronx, magna y significativa plataforma artística y cultural multidisciplinaria cuya quinta edición registramos en este mismo espacio de Areíto (24/12/2016) y que a partir del pasado año 2019 se ha convertido en la “Trienal de Arte Latinoamericano de Nueva York”, iniciando un expectante proceso de evolución y transformación que fortalece y refresca sus objetivos programáticos esenciales: el estímulo de la creatividad; el diálogo entre artistas y espectadores y el empoderamiento del arte como lenguaje común entre las diversas comunidades neoyorquinas.
Bajo el lema “Transición Progresiva”, las muestras de la “Primera Trienal de Arte Latinoamericano de Nueva York”, incluyeron pinturas, dibujos, instalaciones, fotografías, esculturas, obras poligráficas, arte electro digital, videos, grafitis y performances de más de 100 artistas de Sudamérica, Centroamérica, el Caribe y los EE.UU. “Los participantes se han motivado con relación a nociones de inmigración, religión, justicia social, historia, concientización ambiental, así como en el intento de redefinir los fundamentos del arte, examinando problemáticas que le atañen de forma general”, declaran Luis Stephenberg y Alexis Mendoza, principales responsables y curadores del evento.
Precisamente, una de las muestras más representativas de la primera edición de la Trienal de Nueva York, fue desplegada en la galería de arte del Lehman College, desde el 19 de octubre del 2019 hasta el 27 de enero del año en curso bajo el mismo título de la convocatoria: “Transición Progresiva”. Esta muestra, reunió las obras de 21 artistas contemporáneos de 8 países, entre las cuales destacaban las de 5 creadores dominicanos de alto perfil: Dionis Figueroa, Iliana Emilia García, Inés Tolentino y Ezequiel Taveras, todos con obras de excelente factura estética y contenidos simbólicos profusamente implicatorios.
La notable presencia de Dionis Figueroa en la Primera Trienal de Nueva York, ha resultado especialmente significativa y reveladora, no sólo por el alto grado de esteticidad, el insólito lirismo, la intensidad de la emoción, la lucidez intelectual y la sugestiva dignidad espiritual que caracteriza su magistral políptico pictórico titulado «Memorias de Egipto» (2017), sino también porque Dionis Figueroa es uno de los artistas dominicanos de más larga estancia en los Estados Unidos, así como el de mayores vínculos orgánicos con la Escuela de Nueva York y el expresionismo abstracto norteamericano…
En síntesis
Bronx Hispanic Festival Inc.
Organizada como parte del “Bronx Hispanic Festival Inc.” la “Primera Trienal de Arte Latinoamericano de Nueva York” (18/10/2019-27/01/2020), incluyó siete exposiciones principales; una jornada de performances y un programa de talleres y diálogos en importantes espacios culturales, académicos y alternativos a largo del Bronx, Queens y Manhattan: BronxArt Space, Queens College, Lehman College, Boricua College, Hostos Community College, Clemente Soto Vélez Cultural Center, Teatro La TEA y Chashama Space for Artists. Luís Stephenberg y Alexis Mendoza, resaltaron sus principales objetivos: empoderamiento del arte como lenguaje común entre las diversas comunidades de Nueva York y su proyección como expresión de la condición humana y como forma de reflejar las nociones de progreso, civilizaciones, bienestar, sociedad y cultura. La selección dominicana, estuvo integrada por 14 artistas: Dionis Figueroa, Iliana Emilia García, Ezequiel Taveras, Inés Tolentino, Félix Berroa, Franchesca Alcántara, Diógenes Abréu, Carmen Lizardo, Iris Pérez Romero, Pepe Coronado, Alex Fernández, Yeline Rodríguez, Moses Ros y Carmen Rodríguez.