Estas elecciones han sido las de mayor abstención en nuestra historia, y también las de mayor derroche de dinero. Los hombres y mujeres de conciencia se quedaron en casa, y dejaron que los que venden su voto decidan por ellos.
Tenemos unas elecciones que más que ganadas, fueron compradas. Esos inmorales que salieron a comprar votos, esos nos gobernaran a todos. Preparémonos a sufrir las consecuencias de no valorar la democracia.
Pero no todo es pérdida, este proceso nos permitió ver que hay personas que están dispuestas a ser parte del cambio. Delegados que con hambre, sueño y sed resistieron con gallardía hasta la madrugada consecuencia del retraso por el desorden de la Junta Central Electoral y la inoperancia de los equipos de conteo.
Nuestros votos no serán tantos como queríamos y esperábamos, pero cada uno representa la dignidad. Tuvimos nuestro bautismo de fuego, y salimos fortalecidos. Hoy somos más que ayer, con más experiencia y con más compromiso. Sabemos con mayor claridad con quien contamos y que debemos de hacer.
No culparé a mi pueblo por no haber ido a votar con conciencia, más bien considero que los partidos de oposición debemos hacer una evaluación de nuestros errores. El error fue nuestro. Si el pueblo, ese 40% que no fue a votar, no lo hizo por nosotros, es porque no logramos ser merecedores de ese voto.
No bajemos la mirada, elevemos nuestra frente, pues enfrentamos con dignidad a un enemigo sin escrúpulos. Las bases de un nuevo modelo político ya están sentadas, y sobre esas bases edificaremos el futuro de la República Dominicana.
Esta es una lucha que apenas inicia, y que solo acaba con la victoria ¡Adelante!