Guarani language professor Edgar Villalba poses for a photo at his makeshift school in the Bañado Norte slum of Asuncion, Paraguay, Monday, April 26, 2021, amid the COVID-19 pandemic. Since public schools are closed due to the pandemic, for almost a month, Villalba and others have been offering free in person classes for over 50 underprivileged students, saying that it is difficult for these children to learn through WhatsApp messages on cellphones. (AP Photo/Jorge Saenz)
La grave crisis socioeconómica de la covid-19 supondrá un retroceso educativo de ocho o diez años en Latinoamérica, donde unos 17 millones de alumnos de los últimos cursos de secundaria y primeros de universidad se verán abocados a abandonar los estudios, según estimaciones de la Organización de Estados Iberoamericanos (OEI).
Son hijos de familias de renta baja que se empobrecerán más, no podrán pagar las matrículas, así que volverán a casa para “ayudar”, trabajar, principalmente mujeres de poblaciones suburbanas y rurales, alerta el secretario general de la OEI para la Educación, la Ciencia y la Cultura, Mariano Jabonero.
No volverán a los centros de educación secundaria o terciaria aquellos a los que más falta les hace la escuela, subraya, “es su única vía, oportunidad de promoción social y laboral». Y la OEI insiste a los ministros de Educación para recuperarlos y que “no queden en la calle». Esto empeorará el alto abandono escolar de la región, con algunos países donde uno de cada tres alumnos deja el colegio al llegar a la secundaria; otros, incluso en primaria.
El estallido de la pandemia, en marzo de 2020, obligó a interrumpir temporalmente cualquier actividad educativa, con 180 millones de alumnos latinoamericanos confinados y pérdidas de aprendizajes del 25 %, según los primeros análisis de la OEI. Esto implica “un impacto en pérdida de competitividad y productividad”, dice Jabonero; niños y jóvenes van a ser más pobres en el futuro.
El perjuicio se debe especialmente a que la educación a distancia no ha podido generalizarse. Ni mucho menos, ya que casi el 50 % de los hogares de la región carecen de conexión de internet; y esa gran brecha digital perjudica principalmente a los que más necesitan la educación, los más pobres.