Así se dio este lunes la marcha para exigir la renuncia del gobernador Ricardo Rosselló

Así se dio este lunes la marcha para exigir la renuncia del gobernador Ricardo Rosselló

AP

San Juan. — Ondeando banderas, coreando lemas y golpeando cacerolas, decenas de miles de puertorriqueños marcharon el lunes por una carretera para exigir la renuncia del gobernador Ricardo Rosselló, quien quedó envuelto en un escándalo debido a declaraciones ofensivas que hizo en un chat privado con sus asesores.

Se trató de una de las marchas más grandes en el territorio estadounidense en casi dos décadas. “Finalmente al gobierno se le ha caído la máscara», dijo Jannice Rivera, una ingeniera mecánica de 43 años que vive en Houston pero nació y se crio en Puerto Rico y voló a la isla para participar en la protesta.

La enorme movilización ocurrió 10 días después de la filtración de 889 páginas de chats en línea en los que Rosselló y algunos de sus asesores cercanos insultaron a mujeres y se mofaron de los electores, incluyendo las víctimas del huracán María.

La filtración ha intensificado el descontento en la isla por la persistente corrupción y mala administración por parte de los dos principales partidos de Puerto Rico, así como por una grave crisis de deuda, una economía estancada y la lenta recuperación tras el paso de María, que devastó la isla en septiembre de 2017.

“Ya el pueblo despertó después de tanta indignación», dijo Benedicta Villegas, una enfermera jubilada de 69 años de edad. “Todavía hay gente que está sin techo y carreteras sin luz… el chat fue el tip del iceberg».

La multitud recorrió la avenida Americans Expressway pese al calor. Niños, jóvenes y ancianos, todos sudando y sonriendo, caminaban ondeando banderas de Puerto Rico. “Esto es para demostrar que el pueblo se respeta», manifestó Ana Carrasquillo, de 26 años.  “Llevamos muchos años aguantando la corrupción».

En una entrevista el lunes con Fox News, Rosselló dijo que no renunciará y que está enfocado en combatir la corrupción y ayudar a la isla a recuperarse del paso de María. “Estoy actuando para reparar el daño», afirmó.

“He ofrecido disculpas por todos los comentarios que hice en el chat». El domingo por la noche, el demócrata Rosselló trató de apaciguar la agitación al prometer que no intentaría ser reelegido en 2020 ni seguirá al frente de su partido Nuevo Progresista. Pero sus declaraciones sólo causaron más indignación entre sus críticos, que llevan más de una semana protagonizando protestas callejeras.

“El pueblo no se va a callar», dijo Johanna Soto, de la ciudad nororiental de Carolina. “Eso es lo que él está esperando, pero somos más». Al preguntársele quién le está recomendando a Rosselló que permanezca en el puesto, su secretario de asuntos públicos Anthony Maceira dijo que el gobernador estaba hablando con su familia, y “eso tiene un gran peso».

El padre de Rosselló, Pedro, fue gobernador de 1993 a 2001. “El Nuevo Día», el diario de mayor circulación en la isla, hogar de más de tres millones de personas, se sumó a la presión con el siguiente encabezado: “Gobernador, es hora de escuchar a la gente: tiene que renunciar».

Cuando se le preguntó si Rosselló debía dejar el puesto, el presidente estadounidense Donald Trump dijo que es un gobernador “terrible», y que el dinero para los damnificados por el huracán enviado a Puerto Rico ha sido “malgastado, desperdiciado y robado», y que los gobernantes de la isla son “totalmente, terriblemente incompetentes».

Las manifestaciones representan el mayor movimiento de protesta en la isla desde que los puertorriqueños exigieron que la Armada estadounidense dejara de entrenarse en la isla de Vieques hace más de 15 años. El lunes fue el décimo día consecutivo de protestas, y se han convocado más para esta semana.

El centro comercial más grande de la isla, Plaza de las Américas, cerró antes de la marcha, al igual que otras docenas de comercios. Además, al menos cuatro cruceros cancelaron sus visitas a Puerto Rico. La crisis ha azuzado los temores sobre los efectos que tendrá en la ya de por sí frágil economía.

Puerto Rico pasa apuros para reestructurar parte de sus 70.000 millones de dólares de deuda mientras es supervisado por una junta federal, y para hacer frente a una recesión de 13 años por medio del cierre de escuelas, recortes en el mantenimiento de infraestructura y otras medidas de austeridad.

Al mismo tiempo, la isla intenta reconstruirse tras el paso de María, que dejó cerca de 100.000 millones de dólares, interrumpió el suministro eléctrico durante meses y causó la muerte de miles de personas, muchas de ellos en los días subsiguientes.

Otra preocupación es la reciente ola de arrestos por cargos federales de corrupción en contra de funcionarios de Puerto Rico, incluyendo a la exsecretaria de Educación Julia Keleher.