Nuestra Señora de las Mercedes de Dustin Muñoz en la Catedral

Nuestra Señora de las Mercedes de Dustin Muñoz en la Catedral

Areito.- Dustin Muñoz. Hoy/Napoleon Marte 20/9/19

“Esa mirada de misericordia, de amor, no deja a uno indiferente, lo compromete a ser instrumento de esa liberación, de esa misericordia que hoy más que nunca necesitamos”

A no ser por los elementos mercedarios que la acompañan, cualquiera pensaría que se trata de la modelo terrenal de un genio del pincel. Es tierna, dulce, amorosa, llena de gracia y encanto. Mira al espectador como escuchándolo.
Sus expresivos ojos parecen hablar. Y la mano en el corazón es como el compromiso de su intercesión, que asegura con ese gesto.
Es pura, celestial, mulata. Criolla, a pesar de que su advocación procede de otros lares. Es dominicana. Es Nuestra Señora de las Mercedes, que ahora estrena capilla en la Catedral Primada de América donde fue entronizada por monseñor Benito Ángeles.
Es la obra magistral de Dustin Muñoz, un joven pintor y profesor de arte y filosofía que ha ganado justificados lauros por sus singulares cuadros y murales.
Pocos dominicanos saben de la existencia de esta imagen, aunque ya se exhibe en el acogedor espacio en el que se detienen turistas y feligreses como atendiendo a un llamado, porque Dustin la creó mirando hacia todas partes. Pero además atraen hacia ella sus colores y la novedad que representa esta virgen jovencita, moderna, en comparación con imágenes seculares presentes en el antiguo templo.
Ya se expande por el mundo. El reconocido historiador mercedario Mario Alonso Aguado, miembro de la Real Academia de Bellas Artes y Ciencias Históricas de Toledo, director de la revista “Caminos de liberación”, escribió: “El 12 de enero de 2019 pasará a los anales de la historia de República Dominicana como el día en el que se entronizó un cuadro de Nuestra Señora de las Mercedes en un retablo de la Catedral de Santo Domingo, la Primada de América”.
Define el acontecimiento como trascendental no solo para la orden a la que pertenece, sino para “la religiosidad popular del pueblo dominicano que permanece fiel a sus orígenes y devociones, y para la fe de la Iglesia que camina arraigada con su gente en el continente Latinoamericano”.
Anota una breve biografía de Dustin y explica que la pintura es “la conjugación de la tradición con la innovación, que aúna los elementos de iconografía clásica con rasgos más actuales y cercanos a las personas de nuestros días”.
Y agrega: “María es representada como mujer nueva, encarnada en su tierra, surgida de su pueblo; es Merced de Dios, su hábito de color blanco amarfilado se va tornando en tonos cada vez más oscuros e intensos, en ocres de la tierra con la que se funda e identifica”.
Dice que entre estos matices propios del país “destacan los colores de la enseña nacional: el rojo bermellón, el azul ultramarino y el blanco: y como curiosidad, deja entrever parte del escudo patrio que lleva al centro una biblia abierta, es la única bandera del mundo que la porta”.
“María se arropa con ella y la lleva con su mano derecha hasta apretarla sobre su corazón. Ella es Madre amorosa que acoge bajo su patrocinio al pueblo dominicano”.
Y es también redentora de los cautivos, como indican los grilletes que penden de su mano derecha. En la izquierda, porta un cetro que junto a la corona de su cabeza nos muestra su realeza, expresa. En ella sostiene, además, el escapulario mercedario, mostrando el camino “de espiritualidad redentora que ella misma inspiró a San Pedro Nolasco y a sus hijos mercedarios”.
Afirma que Muñoz “ha logrado que el rostro de la Virgen se convierta en el centro de interés de todo el conjunto”. Y destaca la juventud de María, presentada como doncella, “con bello rostro de tez morena, como las sencillas muchachas de aquellas tierras”.
“Dustin ha logrado una obra de arte maestra, que pasará a la historia como un gran legado de las conmemoraciones del octavo centenario de la fundación de la orden de las Mercedes. Este cuadro, junto a otro de San Pedro Nolasco, en el retablo mayor de la misma catedral, son signos de Merced y de libertad en aquellas cálidas tierras caribeñas que formaron en el pasado la isla La Española, y que hoy luchan por su porvenir y bienestar”.
Sobre la novedosa producción habló el padre Tomás García, quien la encargó después de contemplar anteriores cuadros de Dustin sobre la advocación en una de tres exposiciones en las que la imagen fue adquirida de inmediato.
Desde hace más de 12 años, contó, los mercedarios propusieron al cardenal López que dedicara una capilla a Las Mercedes, por ser la patrona nacional. Se traería desdeAndalucía, pero este proyecto “no se dio”, de lo que el mercedario confiesa alegrarse pues “tenía la intuición de que debía estar realizada por un dominicano que expresara lo que sienten por esta advocación”, declaró.
“Esa mirada de misericordia, de amor, no deja a uno indiferente,lo compromete a ser instrumento de esa liberación, de esa misericordia que hoy más que nunca necesitamos”, expresó García.
El autor.Dustin nació en Loma de Cabrera en 1972. Es filósofo, profesor de esa materia en la UASD y de pintura en la Escuela Nacional de Artes Visuales. Ha pintado murales en diferentes catedrales del país y en dos de Puerto Rico.
“Por alguna razón siempre me llaman, quizá sea por el tipo de iluminación un poco espiritual que utilizo”.
Esta virgen de las Mercedes es “un acrílico sobre collage” en que estuvo trabajando desde 2017, visitando frecuentemente la catedral, investigando historias, midiendo espacios, concibiendo cómo realizaría una obra contemporánea para un monumento tan antiguo como la Primada de las Indias.
Pero no pretendía seguir absolutamente los rasgos de la tradición. “Yo prefería asomarme a un rostro más nuestro, a la fisonomía de una figura criolla, lograr más cercanía de la población con la imagen”, explicó.
Unió el concepto espiritual, la identidad nacional, adoptó los tonos al retablo y a la añosa edificación y buscó en lo más profundo de su alma, dejando que fluyera un rostro, sin proponérselo. Dice haber logrado con ella “un sentido de pertenencia, es nuestra. Tiene nuestra bandera y una fisonomía posible en una dominicana”.
Guarda relación con el retablo y con “la nobleza del color de la catedral. Apesar de su novedad, no rompe con el ambiente de la Primada”.
Mientras la pintaba, se colocaba frente ella en diferentes circunstancias emocionales. “No quería que estuviera sonriente ante una situación de sufrimiento, pero que no dejara de mostrar alegría ante un pedido cargado de tristeza”. Conseguirlo “fue un reto”. Se ve compasiva y misericordiosa. Mira al creyente con interés especial y no solo parece escucharle, sino que está dispuesta a intervenir por él.
Tal vez por eso el mercedario Tomás García afirma convencido: “Es una obra de amor, es un milagro”.

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