Por Víctor M. Grimaldi Céspedes
De muchas maneras, los agentes diplomáticos del Gobierno de los Estados Unidos trataron de que Juan Bosch diera el visto bueno a la intervención militar norteamericana de 1965 en la República Dominicana.
Juan Bosch residía exilado en Puerto Rico después que la embajada norteamericana se involucró en el Golpe de Estado que le derrocó el 25 de septiembre de 1963.
Cuando estalla la guerra civil de 1965, los agentes norteamericanos intervienen el país militarmente y ante la crisis que se crea el Gobierno de los Estados Unidos busca legitimar la agresión iniciada el 28 de abril contra la soberanía nacional.
En un telegrama enviado en la madrugada del 4 de mayo de 1965 a la ciudad de Washington, el enviado especial por el presidente de los Estados Unidos, Lyndon Baynes Johnson, el exembajador John B. Martin, concluía así:
«Yo no conseguí nada, aunque un cese al fuego de pocos días, con Bosch. Esto, sin embargo, es algo dado que él se está convirtiendo en anti-americano, especialmente desde que públicamente yo califiqué a su movimiento (como) dominado por los comunistas».
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¿Qué había tratado de conseguir Martin con su visita a San Juan de Puerto Rico iniciada la noche del 2 de mayo de 1965 y concluida al otro día 3 de mayo?
Fundamentalmente, según lo revela el propio Martin en una entrevista desconocida en la República Dominicana, el señor Martin por encargo del presidente Johnson buscaba que Bosch diera su visto bueno a la intervención norteamericana.
La entrevista, que reposa en los archivos presidenciales de Johnson, presenta la versión de Martin acerca de su conversación con Bosch en Puerto Rico.
Ya el mismo día 2 de mayo a eso de las cinco de la tarde, Martin había dicho que el movimiento constitucionalista estaba dominado por los comunistas y en la madrugada del mismo día había enviado una comunicación a Washington diciendo que Francisco Caamaño era un hombre peligroso que podía convertirse en el Fidel Castro dominicano.
Además, el 30 de abril el secretario de Estado, Dean Rusk, al delinear la misión de Martin en la crisis dominicana había escrito claramente que uno de los objetivos del exembajador en Santo Domingo iba a ser dividir a los militares constitucionalistas.
El cable enviado por Martin después de hablar con Bosch y la entrevista en la que narra detalles sobre su visita a San Juan de Puerto Rico desnudan la conducta del enviado norteamericano.
El telegrama de Martin
El telegrama de Martin transmitido al Departamento de Estado también lo suscribió el embajador norteamericano residente en Santo Domingo, William Tapley Bennett. Fue preparado la noche del 3 de mayo, y enviado a las 2:54 de la madrugada del 4 de mayo.
Con la recomendación «Pass To White House» (pasarlo a la Casa Blanca), fue entregado a las 3:50 a.m. a la Casa Blanca, el Pentágono, la CIA y los comandos militares CINCSO y CINCLANT.
Se titula: «Martin’s Report on Bosch» (Reporte de Martin sobre Bosch) y dice así:
«Siguiendo apropiadas consultas, yo fui a San Juan (Puerto Rico) y hablé con él (Bosch) cerca de diez horas el 2 de mayo y el 3 de mayo. Expliqué nuestros propósitos y describí la verdadera situación en la República Dominicana.
«Bosch escasamente capaz de entender hasta devastación física y casi condiciones de tiempos de guerra. Está completamente imposibilitado de creer que lo que empezó como una rebelión del PRD ha sido controlada por castro-comunistas, militares inescrupulosos y aventureros todos mezclados en liderazgo violento extremista. Está completamente fuera de la realidad.
«Por ejemplo, dijo Congreso -elegido con él en 1962- está reuniéndose para tratar de hacer reforma legislativa; propuso Caamaño y sus tropas instalen a Molina Ureña en el Palacio como presidente constitucional. Esto implicaría cruzar el perímetro controlado por los Marines en la Zona Internacional, sacar a Molina de su asilo en la embajada colombiana, traerlo a él a través del perímetro y tomar el Palacio, el cual es reportado bajo control de policías y compañía de contrainsurgencia de los leales.
«El Congreso pudiera elegir un presidente diferente y Bosch había dicho a Caamaño que los candidatos de Bosch eran el mismo Caamaño o el coronel Fernández Domínguez, ahora en exilio. Dijo Caamaño declinó presidencia.
«Esto indica el estado mental de Bosch. Resulta, yo pienso, en su inhabilidad natural para enfrentar la realidad, más lo que puede ser la deliberada mala presentación de los hechos por parte de Caamaño hacia Bosch (ellos hablan por teléfono varias veces al día).
«Bosch primero declaró que la única solución es la ocupación de los Marines de los Estados Unidos ‘por muchos años’. Después propuso que Molina Ureña fuera instalado en el Palacio por Caamaño. Después propuso que Molina Ureña fuera instalado allá por los Marines de los Estados Unidos con los Marines presentes por posiblemente seis meses y entonces dijo que él renuentemente reasumiría la presidencia como un deber (aunque dijo, ‘no es posible. Yo estoy quemado’. Este es el característico resplandor siempre encontrado en los sueños de Bosch).
«Cuando yo le sugerí a él hacer una declaración favorable de acuerdo con las líneas desarrolladas en consultas él dijo: 1) El categóricamente no reconocerá el peligro de una toma del poder castro-comunista; 2) exhortará a un cese al fuego; 3) categóricamente no pedirá fuerzas de los Estados Unidos para mantener orden por un mínimo período (ni siquiera ‘acepta’ presencia de fuerzas de Estados Unidos); 4) pudiera decir algo acerca de la OEA; 5) pedirá la reanudación del Gobierno civil por los dominicanos pero no llamará a elecciones (dado que en su punto de vista él es de hecho el Presidente electo hasta el 27 de febrero de 1966 lo que, incidentalmente, él dice prevé su regreso a la República Dominicana como un ciudadano privado antes de esa fecha). En vez de, él preparó propia declaración la cual retrocedió alguna manera otras declaraciones públicas en que indicaba su deseo de ayudar en vez de simplemente decir es nuestro problema e indicó disposición de aceptar la presencia de la OEA. (Texto palabra por palabra sigue) en telegrama separado. Sin embargo, su declaración contenía tanto que estaba haciendo daño y yo pasé mucho del tiempo negociando su eliminación.
(Habiéndola escrito, él decidió darla a conocer pero yo lo disuadí a él).
«Nosotros finalmente terminamos con este escenario: Primero, yo debo decirle a él que aceptaremos a Molina Ureña como el presidente constitucional. (Molina es el último en la línea de sucesión presidencial bajo la Constitución de Bosch de 1963); luego Bosch haría su declaración; luego el Gobierno de los Estados Unidos anunciaría que sus Marines están en la República Dominicana para restaurar la ley y el Gobierno constitucional como existió el 26 de abril de 1965 (cuando Molina Ureña brevemente informó que él era presidente) y anunciaría Molina Ureña sería presidente; entonces Bosch saludaría esta noticia con alegría y pediría al pueblo dominicano apoyar al Gobierno de Molina y deponer sus armas. Molina entonces negociaría el retiro de los Marines de los Estados Unidos y Molina gobernaría el resto del período de Bosch, con elecciones el 20 de diciembre de 1966 como están programadas bajo la Constitución de Bosch de 1963 (Bosch no lo dijo así, pero obviamente él sería candidato). Cómo la OEA quedaría envuelta en todo esto no está claro.
«Nosotros acordamos no hacer declaraciones del todo ahora, pero si somos cuestionados por la prensa decir que nos habíamos reunido y explorado avenidas y tenido conversaciones amistosas.
«Bosch miscelania: El ofreció no repetir objeción a la apertura del corredor. El dijo que Caamaño está preparando proclamación exponiendo razones de la rebelión y negando comunistas la dirijan e indicando deseos de negociar.
«Comentario: Yo no conseguí nada, aunque un cese al fuego de pocos días, con Bosch. Esto, sin embargo, es algo dado que él se está convirtiendo en anti-americano, especialmente desde que públicamente yo califiqué a su movimiento dominado por los comunistas. Yo también mantuve canal abierto a él. El escenario Molina Ureña y casi cada otra cosa que él dijo parece para mí altamente impráctico. Pero nosotros pudiéramos necesitar a Molina Ureña para algún propósito futuro. Además, nosotros debemos, yo creo, explorar todas las avenidas con Bosch. Fin de Martin, Bennett».