En la víspera del 21 de enero 1962 las calles de Santo Domingo estaban políticamente bien agitadas: el llamado golpe de Estado de Echavarría y el asilo del doctor Balaguer en la Nunciatura Católica Dominicana y en Barahona el cobarde asesinato por tropas militares del fiscal de esa provincia, doctor Fello Méndez, estuvieron a punto de abortar la peregrinación al santuario de la Virgen de la Altagracia en Higüey de un grupo de fervorosos fieles de esa patrona, incluyendo a quien escribe este relato.
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El viaje lo hicimos en medio de esa turbulencia y ya en la capital nos hospedamos en el famoso hotel Fama, en la avenida Mella, donde personalmente observé manifestaciones bajo la consigna “Balaguer muñequito de papel.”
Gracias a la providencia divina de la Virgen de la Altagracia pudimos cumplir una promesa para enfrentar problemas de salud, y gracias también a la benevolencia de la tía Grecia y su esposo Brito que financiaron esa inolvidable peregrinación que marcó toda mi existencia.
“Gracioso”, un experimentado chofer de Barahona fue el héroe que nos condujo a todos a ese evento de la religiosidad dominicana.