Durante la tiranía de Rafael Leónidas Trujillo, levantarse en armas o al menos intentar agruparse contra el “Generalísimo”, como lo hiciera el Movimiento 14 de Junio, resultaría en una tarea cuasi suicida, ya que el régimen controlaba desde la inteligencia estatal, hasta las acciones tomadas por los dominicanos de la época, que sólo tenían dos opciones: adaptarse o morir.
Cansados de las atrocidades cometidas en la dictadura del “Benefactor de la Patria”, varios núcleos tomaban fuerzas para finales de década del 1959 en todo el país, constituyéndose la ciudad de Puerto Plata, como el centro de la resistencia trujillista.
Sin embargo, producto del mismo control estatal y como parte de la estrategia de disgregación del Gobierno, se hacía cada vez más difícil reunir estos núcleos, ya que corrían el riesgo de ser perseguidos y asesinados, como en consecuencia sucedió en muchos casos.
Pese a estas amenazas, Manolo Tavárez Justo y Minerva Mirabal, inspirados en la expedición de Constanza, Maimón y Estéreo Hondo en 1959, forman prácticamente en la clandestinidad el Movimiento 14 de Junio (1J4), con un solo objetivo, el de derrocar al gobierno de facto de Rafael Leónidas Trujillo Mollina.
Es así como se comenzaron a agrupar de manera silenciosa y poderosa, los pequeños núcleos bajo el liderazgo de un encarcelado, pero aguerrido, Manolo Tavárez y su 1J4.
Fue una tarea titánica, porque burlar la inteligencia del “Generalísimo” no era fácil, debido a que controlaban las comunicaciones e incluso hasta las conversaciones entre ciudadanos.
En 1960, desafiando todas las amenazas del régimen y dispuestos a ofrendar sus vidas, los jóvenes distribuyeron el mensaje y reunieron los grupos dispersos, dando luz oficialmente, a la fundación del Movimiento Revolucionario 14 de Junio.
La mayoría de estos líderes fueron perseguidos, apresados y torturados, en centros dispuestos para tales fines, como la cárcel de la 40, desde donde se gestaban las semillas del golpe que buscaba arrancar de raíz la cruel dictadura trujillista.
Uno de esos presos fue el propio Manolo, quien en su paso por la 40, hizo conexiones importantes, fortaleciendo aún más el recién conformado movimiento político y afianzando su liderazgo entre sus seguidores.
Incluso, sobrevivientes afirman que por la entereza y vocación de líder, se ganó el respeto de las propias autoridades, quienes le dispensaban un trato preferencial, en comparación con otros reos.
Tras su estadía en este centro de tortura, fue trasladado a la cárcel de Puerto Plata, donde también fortaleció su figura y el de su agrupación política, al punto de incomodar a las propias autoridades, quienes ya le prestaban especial atención.
La caída de la dictadura
El 25 de noviembre, mientras Minerva Mirabal regresaba de ver a su esposo Manolo en Puerto Plata, junto a sus hermanas Patria y María Teresa, además de su chofer Rufino de la Cruz, fueron interceptados y asesinados por orden de Trujillo, lo que avivó la llama contra la dictadura, que ya se orquestaba de manera silente.
Este evento provocó que diversos sectores se ensañaran contra el régimen opresor, que terminaría con la muerte de Trujillo el 30 de mayo del 1961.
Este evento provocó la persecución y fusilamiento de los responsables del tiranicidio, quitándole hasta cierto punto, la mirada a los alzamientos que se habían formado.
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De ese modo, Manolo quedó excarcelado, aunque tenía una misión clara y era la de acabar con los remanente de la dictadura, a costa incluso, de su propia vida.
El grupo tomaba fuerza
Cada vez más, el 14 de Junio tomaba fuerzas, llegando a convertirse en el tercer partido más importante para la época, que buscaba no recaer en las garras de la tiranía, que por más de 30 años sometió a la República Dominicana.
Lograron tanta influencia, que en 1963 se alzaron contra del triunvirato, el gobierno formado tras el golpe de Estado a Juan Bosch, tomando las montañas el 28 de septiembre de ese año, aunque fueron diezmados a menos de un mes de lucha.
A pesar de las garantías del triunvirato de resguardar la vida de los guerrilleros, Manolo fue fusilado junto a otros compañeros en diciembre de 1963, lo que motivó a luchas y presiones contra el gobierno de facto, que obligaron al entonces presidente Emilio de los Santos a renunciar.
La Revolución
Pese a perder sus principales figuras, el Movimiento 14 de Junio jugó un papel importante en la Revolución del 1965, comandando la mayoría de los pelotones constitucionalistas y enfrentando las tropas norteamericanas con valor y gallardía.
Sin embargo, la crisis interna se agudizó, poniendo fin a años de lucha en 1968 y dejando un rico legado histórico, que retumba en la memoria de la dominicanidad, que jamás olvidará a esos héroes que ofrendaron sus vidas en favor de la libertad.