Toda Colección requiere de libros de consulta. La Colección Central de Créditos, de mapas antiguos, adquirió en su momento libros que tenían que ver con los mapas, así como preciosísimos y originales, a más de valiosos, grabados y dibujos de la época, alusivos a la Hispaniola. Unos adquiridos por mí, otros obsequiados, formándose una minibiblioteca de consulta sobre cartografía dominicana.
Mini en cuanto a la cantidad de libros pero gigantesca por su relevancia, por la excelencia y calidad de las obras adquiridas, tales como Charlevoix, Schoenrich, Fabens, así como el importantísimo trabajo de H. Ling Roth Bibliography and Cartography of Hispaniola, originalísima tesis de grado, publicada en Londres en el 1889, y tantos otros
Con la Colección Thomén, que nos fuera donada, vino una auténtica joya, el ejemplar No. 14 de la edición limitada de 312 ejemplares de la obra Mapas Españoles de América, siglos XV-XVII, editada en el 1954 por la Academia de la Historia de España, en la que colaboró un equipo de especialistas encabezado por el Duque de Alba, propietario del Rasguño de la Costa Norte de la Española, realizado por Cristóbal Colón, uno de los autógrafos del Almirante.
Gracias a esa obra, en el 1988, el profesor Carlos Dobal pudo confirmar la solidez de los estudios que había realizado sobre La Isabela, y publicar finalmente Cómo pudo ser La Isabela, con los auspicios de la Madre y Maestra y de Central de Créditos.
De don Telésforo Calderón, cliente muy apreciado pero sobre todo amigo muy querido, un verdadero caballero con una cultura humanista al estilo de los sabios del Renacimiento, recibí el libro de Paul Hazard con todos los mapas que traía dentro y también la edición de los mapas de La Hispaniola de Américo Vespucci, hecha en Florencia, creo recordar, en homenaje al importante cartógrafo, en ocasión del V Centenario de su nacimiento.
Al planificar la adquisición del nuevo edificio principal del Grupo Central de Créditos en la avenida 27 de Febrero, surgió la idea de que los mapas que ya para ese entonces rondaban las trescientas unidades, empezando a partir del Siglo XVI fueran distribuidos en los seis pisos del edificio, y colocados teniendo en cuenta las más estrictas exigencias museográficas modernas, es decir, coherentemente, por siglos y por materias, con sus respectivas fichas explicativas a sus lados, a fin de que pudieran ser disfrutados por el gran público.
En estas labores, como en tantos otros asuntos relacionados con la Colección, participó siempre con gran entusiasmo el arquitecto César Iván Feris Iglesias, más que amigo hermano muy querido.
Asimismo, una persona a quien aprecio grandemente, Ana María de Grullón, a la sazón funcionaria de la empresa.
Los mapas ya debidamente expuestos, programé visitas organizadas a la Colección por parte de estudiantes de escuelas de la capital y del interior, cuyos traslados y demás gastos eran cubiertos por nosotros.
Con el propósito de informar públicamente sobre la facilidad que sería brindada por Central de Créditos a los estudiantes del país, ofrecimos un brindis a la prensa y a algunos otros invitados cercanos, en el que me acompañaron mis buenos amigos Pedro Pichardo, a la sazón Secretario de Educación, y monseñor Agripino Núñez, rector de la Madre y Maestra, así como los bienhechores de la Colección.
Para las visitas, una vez en la empresa, los grupos de estudiantes eran atendidos nada más y nada menos que por un guía de excepción, el propio licenciado Pedro Julio Santiago, quien se ufanaba en explicar a los muchachos todo lo relativo a los mapas, y les daba a conocer la gran importancia que tenían para su desarrollo intelectual.
Las visitas concluían usualmente en mi despacho, agasajando los grupos con un refrigerio, y obsequiándoles material impreso sobre la Colección.
Por esos mismos días, 1985, 1986, vislumbrando la cercanía del V Centenario del Descubrimiento de América, tuve la iniciativa de invitar a un grupo de queridos amigos, intelectuales de gran prestigio, para ver qué podíamos hacer con la Colección en ocasión de tan magna efemérides.
Entre otros, se integraron a los trabajos el licenciado don Pedro Troncoso Sánchez, el doctor Nicolás Pichardo, la licenciada Jacqueline Malagón, el ingeniero José Joaquín Hungría Morell, el licenciado Mariano Mella, Freddy Beras Goico, el licenciado Frank Marino Hernández, el propio licenciado Pedro Julio Santiago, y quizás otros cuyos nombres escapan ahora mismo a mi memoria.
Fueron muchos los proyectos planificados por ese grupo de amigos, a ser ejecutados mientras se fuera acercando el V Centenario y después, entre otros:
Incentivar los estudios universitarios en el área de la geografía, muy en particular la cartografía, auspiciando tesis de grado y motivando el establecimiento de maestrías especializadas.
Puesta en circulación de sellos postales conmemorativos con las imágenes de los mapas más representativos de la Colección.
Auspiciar ciclos de charlas y eventos sobre temas de importancia cultural, tanto a nivel escolar como popular, en el país y en el extranjero, en los que la existencia de la Colección fuera el motor que permitiera y facilitara su realización.
Motivar el uso de los mapas como portada de los cuadernos estudiantiles y muchos otros usos similares.
Realización de un álbum de postalitas coleccionables, utilizando las imágenes de los mapas de la Colección. En este proyecto fuimos ampliamente asesorados por el licenciado Manuel A. García Arévalo, nuestro querido Manolito.
Una de las iniciativas ejecutadas de inmediato fue la de publicar cada año, empezando con el 1988, y durante cinco años, un calendario ilustrado con mapas de la Colección.
En aquel momento, Codetel se interesó en coauspiciar con Central de Créditos la publicación de los calendarios, y en enero del 1988 presentamos el primero de la serie en un acto en el Edificio Administrativo de Codetel.
En dicho acto también dejamos abierta allí mismo una exposición de muchos de los mapas, estando presente monseñor Nicolás de Jesús López Rodríguez, en su condición de Presidente de la Comisión que tendría a su cargo la celebración del V Centenario.
Al mismo tiempo nos dimos el lujo de presentar en Santiago, en el Centro de la Cultura, una exposición simultánea con otro gran número de importantes mapas, en ocasión de la apertura de la sucursal de Central de Créditos en la ciudad corazón.
Ya antes, en octubre del 1987, y a petición de López Rodríguez, habíamos organizado una exposición de los mapas en el local de los Bibliófilos, dentro de las actividades de la Primera Gran Jornada conmemorativa del V Centenario del Descubrimiento y Evangelización de América.