La política es la ciencia que se encarga de organizar el poder del Estado, haciendo una administración correcta de los recursos, para garantizar el bienestar colectivo. Está como tal, se ejerce con la participación libre, activa y protagónica de la ciudadanía.
Está visión de la política, era el modelo en el que descansaba el pensamiento del Padre de la Patria, Juan Pablo Duarte, quien señalaba que “La política no es una especulación; es la ciencia más pura y la más digna, después de la filosofía, de ocupar las inteligencias nobles”.
Es indudable que la práctica política dominicana, fue perdiendo su esencia, transformándose en un medio para escalar posiciones, ganar relaciones, sumar adeptos y generar riquezas a expensas de su ejercicio.
Esta interpretación vacía, canalizada a través de los partidos políticos, por décadas fue corrompiendo la dirigencia, que quedo sin vocación de servicio, pero sobre todo, sin la integridad moral que les permitiera asumir una función pública acorde con lo esperado por la población.
Esa degradación de la política, difiere de la visión Duartiana, que apostaba a la construcción de una sociedad sustentada en principios y valores éticos, donde primara el respeto por los derechos ciudadanos.
Pero es pertinente señalar que la sociedad inicio un proceso de cambio, que ha ido avanzando de forma gradual, donde comienza a rechazar ese liderazgo político sustentado en el clientelismo, en la compra de conciencia y en la negación de lo ético. La población demostró en el año 2020, que no estaba de acuerdo con la forma de hacer política en el país, que esa práctica le estaba costando su salud, su educación, su seguridad y, por ende, su desarrollo.
Las manifestaciones organizadas de la ciudadanía, sobre todo de la juventud, se constituyó en un muro de contención que limitó las pretensiones de continuismo de esa política que había secuestrado la institucionalidad, que había desfalcado el Estado, que había endeudado el país y que le había robado la dignidad a la mayoría de dominicanos/as. El 5 de julio del 2020, la población aposto por el cambio, desafió la pandemia del Covid-19 y salió a votar por quien representaba la construcción de una nueva cultura política… Luis Abinader.
El presidente Abinader ha dado muestra de compromiso con el cambio y, sobre todo, de estar dispuesto a escuchar el clamor de ese pueblo que deposito toda su confianza en él. Se comienza a percibir el respeto por la institucionalidad, se han dado pasos concretos en la persecución contra la corrupción, tanto del pasado, como del presente, la transparencia en el manejo de los fondos públicos se ha puesto de manifiesto a través de las compras y contrataciones públicas, pero lo más importante de todo, es que se acabaron los privilegios del poder: quien ose en cometer faltas graves, sabe que pagara por ello.
Este proceso de construcción de una nueva cultura política a penas empieza, se requiere mucho paciencia, esfuerzo y compromiso de toda la gente noble y de gran corazón, estamos consciente que el desafío es permanente, pero trabajar por una sociedad apegada a principios y valores, es garantizar el desarrollo de las futuras generaciones.