Damnificados desde el Ciclón George, Olga y Noé, en san Cristóbal , en estado deprimente, Refugio Alfa 4: Félix Done, Ángel Luis Reyes, Pablo Bolívar Roble, Esteban Encarnación, Carlos Alberto Polines, Petronila Geraldo. Refugio Alfa 5 de la Marina: Teresa Bautista, Juan Elías Ruiz, Marlenis García, Idis Islandia Jiménez. Damnificados en el Barrio la Cemilla. Hoy/Arlenis Castillo/30/08/19.
Unas 200 familias damnificadas del huracán George, que entró al país el 22 de septiembre de 1998, así como de las tormentas Olga y Noel, en 2009, siguen en condiciones infrahumanas en barracones en total deterioro, en Alfa 4 y en una fortaleza abandonada (Alfa 5), en la ciudad de San Cristóbal.
Las familias se desenvuelven en medio de la insalubridad que produce no tener servicios básicos como sanitarios, agua potable y otros esenciales para los seres humanos..
Desde el paso del huracán George, el 22 de septiembre, decenas de ancianos, mujeres y niños viven “por la misericordia de Dios” en una vieja fortaleza de la Era de Rafael Leónida Trujillo, en la calle Leger de San Cristóbal.
Teresa Bautista, narra que lleva 21 años viendo pasar gestiones de gobiernos, que construyen apartamentos para los afectados, pero a la hora de la repartición la mayoría van a mano de particulares.
Recuerda que vivía en Barrio Nuevo cuando las aguas del río Nigua arrasaron con su casa y la de otros vecinos, por lo que fueron trasladados al liceo Manuel María Valencia, donde permanecieron por tres meses, de ahí llevados a la fortaleza (Alfa 5) donde todavía permanece.
Recuerda que en principio eran 102 familias, pero en tres etapas de apartamentos algunos salieron agraciados, los demás siguen en el mismo refugio. Elías Ruiz, quien habita en Alfa 5, expresa que los últimos apartamentos que fueron construidos para los damnificados, fueron levantados en un proyecto que lleva por nombre Semilla, en la autopista 6 de Noviembre, del que fueron dejados fuera. Lamenta que las autoridades locales y nacionales tampoco cumplieran con la entrega de raciones alimenticias, por lo que pasan todo tipo de penurias. Como la estructura carece de sanitario, quienes lo habitan han improvisado letrinas en el patio, sin percatarse de la contaminación que provocan.
Félix Doñé vivía en el barrio 5 de Abril cuando las aguas del Yubazo arrasaron con todo cuanto encontraron a su paso con las lluvias de Noel, por lo que fue llevado junto a su familia a Alfa 4, donde todavía permanecen.
Angel Luis Reyes residía en el barrio Jeringa cuando las corrientes de los ríos Yubazo y Nigua lo dejaron con lo que llevaba encima.
Carlos Alberto Pulinario, de la junta de vecinos de Alfa 4, afirma que en el lugar habitan más de 100 familias en condiciones infrahumanas, pero que la peor pesadilla es cuando los gobiernos construyen apartamentos que a la hora de entrega los desvían hacia personas que nada tienen que ver con damnificados. Lamenta que tenga que convivir hasta con delincuentes.