A 4 años de Marcha Verde

A 4 años de Marcha Verde

Angely Moreno

4 años han pasado desde que el 22 de enero de 2017, fue el día en el que los dominicanos pasaron de la indignación individual a la acción colectiva. El tiempo en el que el dominicano entendió que podía y debía unirse para buscar soluciones únicas a problemas comunes, locales a problemas globales.

A 4 años de Marcha Verde, hay quienes entendieron que se viven tiempos distintos, que ya no es lo mismo de antes, sin embargo, muchos políticos, sobre todo, no han entendido el significado de Marcha Verde: ¿qué fue Marcha Verde?, ¿por qué surgió?, ¿murió?, ¿por qué nadie marcha, pero el sentimiento sigue?, ¿hasta cuándo durará el efecto marcha verde?, ¿habrá nuevas marchas verdes?

Fruto del desarrollo de las telecomunicaciones han surgido nuevos y actualizados movimientos sociales que ven su génesis en la llamada sociedad red, un bloque sólido de ciudadanos que se auto representan a sí mismos en las distintas redes sociales a las que tienen acceso gracias al internet; ciudadanos que han descubierto soluciones políticas a problemas colectivos.

En esa definición, justo ahí debemos colocar a Marcha Verde, como un movimiento social surgido bajo la era de la información, la democratización de la democracia y la sociedad red.

La marcha verde, al igual que otros movimientos sociales que han surgido los últimos años fruto de la sociedad red, surge por la necesidad de dar respuestas a temas sociales y políticos. Surge como un desahogo a la represión de las protestas de Oisoe, el caso Odebrecht, el abuso de poder, la opulencia de los que se enriquecieron en la administración pública y otros tantos hechos, que a falta de respuestas provocaron una convulsión social.

Esta sociedad ha sido movida por la indignación, las injusticias y las crisis políticas y económicas que sirven de insumo para la movilización social, sin embargo, es una población que siempre está conectada haciendo de sí misma una vía de comunicación independiente, que descentralizó el monopolio de los medios de comunicación de masas e independizó una parte de la opinión pública de los poderes políticos y económicos.

Marcha Verde logró desplazar la palabra delincuencia del imaginario colectivo y sustituirla en los cuadros mentales de la población por lo términos corrupción e impunidad y no solo ello, logró que entendieran que ambas eran el alfa de todos los males sociales que se han vendido como problemas endémicos en los servicios públicos.

Marcha Verde no fue un movimiento político, sino un movimiento social con consecuencias políticas, que logró sobe todo, un cambio de la cultura y mentalidad, la gente entendió que democracia no está reducida a sufragar cada cuatro años, sino que se debe exigir siempre tanto a los partidos como a los actores políticos responsabilidad, transparencia y justicia en el uso de los recursos públicos, como en consecuencia pudimos ver en la manifestarse en la Plaza de la Bandera.

Al autorepresentarse a sí mismos, los indignados, como se les ha llamado en otros países al empoderamiento ciudadano utilizando las redes sociales, han hecho que los partidos políticos entiendan que deben cambiar las formas tanto de hacer política como de relacionarse con el ciudadano.

Ya no estamos en el tiempo de voto y nos vemos en cuatro años; en los tiempos de digo que no usaré el barrilito en campaña para luego tomarlo como legisladora. La sociedad escucha, vigila, se informa y actúa después de Marcha Verde. Lo más importante no fue la marcha en sí, sino lo que se logró a partir de ella.

Si hay algo que está inmerso en un constante cambio es la realidad. Los cambios sociales y la participación popular se han adaptado primero que los políticos a los nuevos tiempos.

Vivimos en un mundo convulso donde se hace cada vez más urgente una refundación de la democracia. Cada movimiento surge en una coyuntura política y económica importante

Los movimientos sociales a lo largo de la historia son los motores del cambio y las movilizaciones sociales, sirven para cambiar la mentalidad de las personas y entonces puede haber apertura de las instituciones para gestionar esos cambios que se demandan.

El cambio social se inicia en la sociedad y luego va a la administración pública, algo que al parecer ha entendido Luis Abinader pero a otros funcionarios de su entorno se les ha hecho difícil de entender.

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