A 48 años: Gregorio García Castro, periodismo, ética y martirologio

A 48 años: Gregorio García Castro, periodismo, ética y martirologio

Un crimen de Estado con una sentencia clandestina

No tengo dudas de que el periodismo auténtico es ético. Por definición ética y periodismo van de la mano. No puede haber periodismo sin ética.

Gregorio García Castro (Goyito) no solo ejerció un periodismo combativo, conceptuado, aguerrido, sino sobre todo con ética y moral.

No creo necesario decir periodismo ético, se entiende mejor periodismo y ética. Recuerdo al Dr. José Rafael Abinader, eminente político y padre del actual presidente Luis Abinader, decir que le resultaba redundante la frase “sociedad civil”, porque toda la sociedad es civil, por definición, salvo los militares. Igual, el periodismo es ético, por definición.

Saludo al presidente Luis Abinader y a la UASD por auspiciar un diplomado sobre este tema en honor al joven mártir Orlando Martínez, asesinado en marzo dos años después de Goyito, por los militares causes de decir vendidos y por los mismos sicarios.

Paralelo a su lucha contra la represión política, los crímenes de La Banda, su insistencia en dar una clarinada entre las sombras de cementerios, cárceles y exilio del régimen despótico de los 12 años, dando amplia cobertura noticiva al día día y a los hechos trascendentes y decisivas en los turbulentos últimos años que le tocó vivir y sobrevivir, hasta el fatídico 28 de marzo de 1973, paralelamente, repito, escribió mucho de ética, moral y periodismo.

Precisamente fue Gregorio García Castro el primer conferencista en el 1er Congreso Nacional de la Prensa, celebrado los días 21 y 22 de febrero de 1970 en la UASD, y su disertación su título: “En Busca de Ética para servir la información pública”, donde resultaba que en el entonces régimen balaguerista prevalecía la propaganda monocorde, sin argumento contrapuesto, solo alabanzas, sin cuartel y que “eso no es periodismo ni también información pública”.

Insistió que los informadores públicos deben ser seleccionados entre personas con consagración profesional y que sean seleccionados algunos afines al poder político, están obligados a informar verdades, no conveniencias de sectores y grupos.

En una memorable columna En Un Tris… (la más leída del país) (Ultima Hora, 23/feb/1973) dijo:

“La responsabilidad pública del periodismo es mucho más seria de lo que se ve en la superficie. En los tiempos normales, esa responsabilidad casi no se siente porque la normalidad esconde lo trascendente, inclusive lo vital en cada estado social”.

“Es en las crisis donde el periodismo debe mejor cumplir su papel, más delicado y, por tanto, de mayor responsabilidad: es el de orientar por vía del análisis. La información en el periodismo es hasta cierto punto, fácil de exponer o solo hay que transmitir hechos y versiones.

Pero el análisis cae dentro de lo subjetivo y necesariamente arrastrar toda la carga ideológica de quien lo hace”.

Pero para que el análisis sea tan sano como sea posible, debe basarse en informaciones sanas. Es lo que denominamos objetividad, es decir, descripción inopinada de los hechos y de las versiones de los que participan en los hechos”.

En En Un Tris… del 14/4/1970, García Castro dijo: “El periodismo no es gobierno ni oposición, no es justicia ni acusado. Pero tiene insoslayables responsabilidades sociales”.
“El periodismo tiene insondables virtudes democráticas… Por ejemplo, el hombre-noticia puede ser una hormiga de pequeño dentro del escalafón oficial o social.

Y calibrada la noticia con criterio de periodismo, podría resultar que una hormiga de hombre puede ser más noticia que un cesar redivivo”.

“Y no es que el periodismo sea un poder judicial. Dicen que es el cuarto poder, denominación que yo nunca he entendido bien. Lo que siempre he tenido bien claro es que el periodismo es a más libre, más serio, y a más serio, más útil a la sociedad”.

El estatus jurídico de este asesinato es el mismo: Un crimen de estado cometido por tres agentes del Servicio Secreto (SS) por órdenes de la cúpula policial y militar del balaguerato, con una sentencia clandestina, sin juicio oval, público y contradictorio, sin publicidad, sin constituir un tribunal, en espera de un dictamen del Ministerio Público (PGR), ante un recurso de revisión de ese adeficio jurídico que se conoció 20 años después, pues fue dictada en 1980 y se conoció por primera vez en el 2000.

La última acción judicial conocida fue cuando el Procurador Dr. Francisco Domínguez Brito designó 3 procuradores adjuntos en el 2013 para estudiar el caso y dar el dictamen y para establecer que no presenble este caso ni ningún otro crimen de estado o de lesa humanidad.

Pero resulta que en el estado que está en defecto cuando después de cometer el crimen, ocultó la sentencia.

Ojalá el dictamen si se ha dado o si se dará no sea también clandestino, no importa que hayan muerto la mayoría de los autores intelectuales, y materiales, este caso nunca prescribirá, aun sin justicia, aun sin sanción, aun con impunidad, pero con la sanción moral perpetuo, eterna, infinita!!!!

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