En una semana exactamente, se cumple el primer aniversario de la llegada al poder del Partido Revolucionario Moderno (PRM), como consecuencia de su victoria en las pasadas elecciones 2020; cuando todos presenciábamos que el PLD ganaba y ganaba elecciones, entonces ocurrieron varios acontecimientos que determinaron la derrota del partido morado, y a su vez colocaron al PRM en la posición donde podía cumplir todo lo que prometió en campaña.
De modo que, sería injusto decir que Luis Abinader ha tenido un primer año fácil, no lo ha sido, de hecho no lo ha sido para ningún gobernante, bajo el contexto del coronavirus y todo lo que ello conlleva para la gobernabilidad de nuestro país. El PRM conquistó la confianza de la gente, lo que le permitió conseguir la mayoría de los votos y por lo tanto ganar las elecciones en una primera vuelta de una manera cómoda. El eco del cambio sonaba por todas las esquinas y muchos ya asimilaban lo que se veía improbable, la derrota del todopoderoso PLD… ¡El cambio va! ¡El cambio llegó!
El discurso del cambio caló, pero en la praxis… ¿qué cambió realmente? Lo peor que puede hacer un gobernante y lo que más daño le hace políticamente hablando, es hacer lo mismo que tanto criticaba y en ocasiones, hacerlo peor. Para intentar ser lo más justo posible, tengo que mencionar las cosas que han cambiado para bien, las cosas que han cambiado negativamente y lo que a mi modo de ver ha seguido igual. Por ejemplo: El plan nacional de vacunación empezó bien, el turismo ha ido recuperándose; por otro lado, la educación virtual sólo fue útil para quien tenía energía eléctrica, computadora, internet, radio y televisión en su casa. El servicio de energía eléctrica (luz) ha empeorado , el servicio del agua potable ha empeorado , la seguridad ciudadana ha empeorado , los alimentos están más caros , los combustibles ponen a la clase media de rodillas todos los viernes , la política de endeudamiento que tanto se criticó en el pasado , hoy es una fiesta de préstamos que hay en el congreso . En otro orden, tenemos un ministerio público que se atrevió a “trancar” al hermano de un ex presidente y a un ex procurador, pero no se ha atrevido a tocar a un leonelista o un perremeista, digamos que más que una justicia independiente, tenemos una justicia bizca.
Finalmente, el próximo 16 de agosto me quedaré observando cuales promesas de campaña se han cumplido en este primer año. Espero no escuchar más anuncios en la rendición de cuentas, ya que en anuncios nos hemos pasado este primer año… el tiempo pasa, los puercos muriéndose, los pollos no aparecen, los apagones dando durísimo y los mosquitos puyando en pleno verano…