Atroz, el crimen de David de los Santos mueve todas las fibras del alma. Sobrecoge pensar en sus últimos días y la forma tan cruenta en que lo golpearon y, posteriormente, lo dejaron morir: cual si fuera una escoria, un asesino múltiple o alguien que hubiese hecho mucho mal.
David no solo fue golpeado salvajemente, sino también vejado y discriminado, tal como demostraron Julissa Céspedes y Alicia Ortega. ¡Al oírlo quedaba claro que tenía una crisis de salud mental!.
Ahí fallaron Ágora Mall y la Policía: lo trataron como a un delincuente aunque no robó ni lastimó a nadie. Echarlo de la plaza o llamar a la familia habría sido lo oportuno porque debía ser llevado a un hospital, nunca al destacamento.
En ese destacamento también faltó un fiscal que impidiera que fuera encerrado, esposado, sin poder defenderse. ¿Por qué no había nadie del Ministerio Público?.
Quienes lo golpearon fueron tan crueles e inhumanos como los policías -que grabaron y no lo salvaron-, el personal del 9-1-1, cuya impericia e indiferencia ante un “preso” les impidió ver que fue masacrado; y el personal del hospital Moscoso Puello, que lo dejó 26 horas sin atención tirado en una camilla porque, al parecer, un reo merece estar muerto. Quizás, de haberlo atendido a tiempo, hoy estaría vivo.