En escasos 5 días concluye el primer tramo del año escolar 2020-2021. Un año atípico por demás, cargado de incertidumbre, desafíos e innovaciones para garantizar – con nuevas y diversas herramientas y modalidades de enseñanza- que más de 2.8 millones de niños, niñas, adolescentes y jóvenes pudieran continuar su aprendizaje.
Planificar, operativizar y garantizar el inicio en el día pautado resultó ser una labor titánica, cargada de obstáculos y en la cual las autoridades del sistema hicieron una apuesta audaz, ratificando el alto sentido de compromiso y empatía para con la razón del ser del sistema “el aprendizaje de las personas a lo largo de toda la vida”.
El nuevo año 2021, nos traerá grandes retos; el Ministerio de Educación tendrá que sopesar y abordar la situación en la que incurre un alto porcentaje de estudiantes que no tienen acceso a la tecnología y que no cuentan con condiciones mínimas para servirse el pan de la enseñanza desde sus casas. Pero hay que decirlo: hicieron una labor encomiable y hemos avanzado. Cerramos este primer tramo – con buena nota y de la forma más eficiente posible- gracias al esfuerzo del MINERD y es de nobles reconocerlo.
De igual manera, se hace pertinente que, en esta pausa de fin de año, exploremos otros materiales y mediaciones pedagógicas que permitan a los docentes acompañar el proceso de sus alumnos, porque seamos sinceros: a mano pelada no es posible alcanzar la calidad y mucho menos con un cuadernillo único para distintos grados.
Desde el punto de vista de los aprendizajes, una buena apuesta sería, abordar como parte de la educación integral las habilidades de autocuidado; porque si bien es cierto que esta semana fuimos testigos de la colocación de la primera vacuna contra el Covid-19, no menos cierto es que esta situación de salud nos deja al desnudo sobre las propias capacidades personales y sociales para el autocuidado, la corresponsabilidad individual en el cuidado de los demás y en el cuidado del medio ambiente, lo que sin duda implica el replanteamiento de nuevos enfoques sobre el ¿Qué? y el ¿Para qué aprendemos? Está claro que la enseñanza sobrepasa el contenido formal.
El fin de este 2020 es un buen momento para plantearnos la imperante e impostergable necesidad de volver a los acuerdos y marcos de políticas públicas al interior del sistema; reenfocar la mirada de todo lo que está en pausa o en una nebulosa por la situación mundial y retomarlo, reencausarlo.
Después de todo, ya nada será igual. Como con otras epidemias tendremos que aprender a vivir con ella, aprender de ella, sobrevivir a ella, continuar a pesar de ella.