Los profesionales del PRM, amantes de los asuntos de hidráulica, están en sus aguas por haberse rescatado del olvido todos los proyectos de presas que estaban archivados, pero no en discos duros, pendientes para un mejor estudio y ver su factibilidad y para ser llevados a la práctica.
El Pacto de las Aguas, presentado en una reunión técnica en el Palacio Nacional hace ya algunas semanas, le mostró al país todos aquellos proyectos que los técnicos perredeistas y de otras parcelas políticas de avanzada habían concebido en el período del 2000 al 2004. Todo se quedaron archivados y en intenciones y con poco sustento para justificar su ejecución. Entonces vino el PLD y su nueva ola de profesionales para llevar a cabo el proyecto de Pinalito de débiles soportes económicos y deplorables condiciones de operación. Ahí se añadió Palomino que por estar oculto en los recovecos inaccesibles de la cordillera Central aprovechan el agua del rio Grande del Medio un afluente del Yaque del Sur para generar una energía firme sustentada en el volumen de agua disponible.
Si los técnicos perremeístas quieren continuar con los sueños de las grandes presas tienen en sus manos el proyecto de Monte Grande. Este avanza muy lentamente sin posibilidades que se concluya en el 2022. Esta presa es esencial para el control de avenidas en la llanura salobre del valle de Neiba, salvando a Vicente Noble y Tamayo de inundaciones y aportaría mucha agua para los acueductos de la región desde Barahona hasta Neiba.
Otro proyecto de presa que el PRM podría desempolvar es el de la presa de Guaigüi en La Vega el cual se iba ejecutando durante la administración del PRD del año 2000 al 2004. Esta presa contaba con un financiamiento escandinavo y lo ejecutaba una empresa noruega después de los tropiezos iniciales. Lo que esta hecho con el túnel de desvío ahora es aprovechado por los veganos para ejercitarse y pasear. Ese es una presa que el gobierno podría darle brillo a la inspiración técnica y renovando el préstamo reiniciar los trabajos con escasas semanas de preparación con el acarreo de los equipos, del personal y poner a punto ese aprovechamiento de las aguas del río Camú casi agotadas pero de repentinas avalanchas de agua en tiempos de lluvias copiosas como se registran periódicamente en la cordillera Central.
Aparte del INDRHI, ahora ha surgido una nueva entidad estatal cuyas funciones eran administrativas para involucrarse ordenando ejecución de obras es el caso de la presa Guayubín y Yaguajal. Sin siquiera una hoja de diseño con aprobación medio ambiental, la EGHID directamente ordena la continuación de la construcción amparado en un contrato sin ningún concurso y estudio de impacto medio ambiental ni mucho menos un criterio de diseño lógico. Es algo traído por los pelos para una presa diseñada con cinco compuertas abatibles que elevan la altura de la presa y regular el agua para riego y el acueducto de Sabaneta.
Hay más proyectos de presas que el Gobierno con su Pacto del Agua quiere estudiarlos para darle inicio a los que están mas avanzados en sus estudios. Y naturalmente están los proyectos del río Artibonito que los dominicanos no pueden estudiarlos por el celo que los haitianos tienen con las aguas compartidas y más que su única presa de Peligre en ese mismo río cerca de Hincha ya el embalse se llenó de sedimentos. Los haitianos no permiten que los dominicanos llevemos a cabo el aprovechamiento de las aguas del Artibonito a cuenta de que se le quitaría el agua a ellos. Pero ellos no se detienen en la construcción que llevan a cabo de un rústico canal de un metro cúbico por segundo en el Masacre frente a Dajabón y Juana Méndez para llevar agua a un terrateniente de Fort Liberte tal como ocurrió en 1901 en Pitobert que Horacio Vásquez como ministro de Defensa se presentó en la zona con un contingente militar y le hizo desistir a los haitianos de llevar a cabo ese proyecto.
Se pueden aprovechar con éxito muchos ríos y más ahora que el país tiene una buena proporción de áreas boscosas bien cubiertas lo cual permite una mayor vida para los ríos. Hay muchas posibilidades de aprovechar los ríos con vocación de ser regulados y existen en sus recorridos atractivos lugares para la construcción de presas de tamaño regular con alturas desde los 20 a mas de 100 metros, aprovechando el agua de los ríos para irrigación, abastecimiento de agua y generar electricidad aparte para el control de crecientes.