A la expectativa por baja letalidad de variante ómicron

A la expectativa por baja letalidad de variante ómicron

Una poderosa razón para no precipitarse en bajar la guardia estando alta la circulación del virus reside en que las muchas personas que superan la infección acercan el país a la inmunidad colectiva, sobre todo si ganaron la batalla por la vida con previa vacunación que es cuando mejor parada sale la salud. No vale impacientarse.

La propia Organización Mundial de la Salud predice que la frecuente manifestación de la ómicron con menos gravedades y hospitalizaciones, marcaría el principio del fin de la pandemia o el comienzo de una convivencia manejable de la humanidad con el quebranto.

Aunque de reducida mortalidad, la mutación del SARS-CoV-2 sume a la colectividad en fuertes malestares y ausentismos anti productivos y el efecto sobre la psiquis es de angustia y desaliento.

El trance es duro aunque arroje el presagio de robustez inmunizadora que no debe traducirse en una excesiva confianza ante un germen que no permite adivinar demasiado sus pasos.

Las nuevas olas de contagios siempre sobrevienen, aquí y en otras partes del mundo, tras previos desconocimientos masivos de las prevenciones.

El impresionante crecimiento de la positividad es visto con prudencia por autoridades de la medicina, a las que debe ponerse atención, con mensaje de que procede resguardarse a la espera de mejores pruebas de que ya hay una luz al final del túnel por el avance disciplinado de la vacunación y de la inmunidad natural.

Familias enteras enferman; familias enteras superan el mal con alivio.

Gastos en pruebas y medicamentos lucran demasiado a unos cuantos.

El Gobierno es fiel a los objetivos sanitarios sin cerrarse a críticas.

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