Con promesas de medidas que supondrían aumentos vertiginosos de gastos e inversiones, candidatos presidenciales y congresuales con raras excepciones enfatizan en rápidos aumentos de la calidad de vida y solución para cada gran problema de siempre. «Muerte» instantánea al desempleo y a los apagones, agua potable en cantidad, llueva o no, y hospitales inmejorables de la noche a la mañana, hazaña que obligaría a duplicar el bajo presupuesto del sector Salud. Generosa gratuidad de servicios públicos y duplicación de asistencias sociales. Como si se prepararan para gobernar un país igualito que Suiza con mayores recursos naturales, reservas financieras, producción de bienes y formación ciudadana e institucional.
Como si esta tierra no se hubiera llenado de deudas desde antes del coronavirus y que ahora abre grifos de dinero inorgánico sin compasión mientras se estrechan las remesas; ni sea éste el Estado de mayor nómina pública por kilómetro cuadrado en América; que tan mal salió de la última medición internacional de eficiencia educativa que tomaría tiempo corregir. No parecería esta la nación bajo pronósticos de un retorno con retraso de años a la productividad de más de un millón de personas como secuela de su inactividad actual; que ha sobrevivido con déficits acumulativos fiscales y de balanza comercial; con un turismo que tardaría para salir completamente de su caída. A ver si pueden.
Un “toque” para entrar carreras
Tras la desaprobación que muchos expresan a que continúe el estado de emergencia, conveniente al parecer para lo sanitario, están las pruebas de nocturnidad en ejercicios de un proselitismo gubernamental lanzado a competir con abusos de poder que aprovecha las noches para repartos millonarios de fundas dirigidas a captar al granel a votantes llenos de necesidades.
Unos sorprendentes reyes magos que en nombre de un oficialismo sobrecargado de recursos para conquistar simpatías visitan de madrugada casitas de pobres con fundas de una desbordada y parcializada asistencia social. Paternalismo que los guardianes de la queda, en traición a sus obligaciones de neutralidad, facilitan a los candidatos que representan al poder en perjuicio de una oposición inmovilizada por ley y sin el cuerno estatal de la abundancia.