A propósito de las parturientas haitianas

A propósito de las parturientas haitianas

Parturientas.

Al parecer, la cuestión haitiana ha llegado al término de rebozar la copa y un gran número de dominicanos se apresta el sábado 6 de agosto a efectuar una Marcha Patriótica partiendo desde el parque Colón, para reivindicar nuestra nacionalidad que al entender de muchos dominicanos, está saturada de inmigrantes ilegales del vecino país, lo cual, a la larga, pondrá al país en una situación de inestabilidad, ya que esos extranjeros todavía persisten en aplicar la idea de que la isla es “única e indivisible”.

De otra parte, la invasión de parturientas haitianas es ya insostenible. Los magros recursos que posee el Estado para dotarle de salud a su pueblo, son dilapidados por una falsa situación de ayuda, dirigida por grupos de mafiosos, que regularmente contratan vehículos para transportar parturientas haitianas a hospitales dominicanos, no obstante nuestro país no estar en condiciones de sufragar unilateralmente los costos que esta operación significa.

En un estudio de Julia Flores, Mayerlin Martínez, Maricela de la Cruz, Yolanda Tapia, Dulce G. García y Jeury Frías intitulado “Impacto de las parturientas haitianas en la salud pública de la República Dominicana”, se puede inferir el sacrificio económico para un país, que como ha dicho nuestro Presidente, no se puede hacer cargo de Haití.

Hace unos años, cuando todavía el problema no había llegado a los límites que tiene hoy día, escribimos que la solución era la construcción de tres hospitales de maternidad en tres puntos clave del lado de Haití, próximos a nuestra frontera: Anse-a-Pitre, Belladere y Ouanaminthe. Sin embargo, nuestro presidente intelectual Leonel Fernández, se le antojó edificar una universidad en un lugar denominado La Limonade, hoy semi abandonado, ya que el lugar es semi inhóspito y apartado de las escuelas.

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Cuando ocurrió el funesto terremoto del 12 de enero de 2010 varios países se comprometieron a contribuir en la restauración de Port-au-Prince y todavía ni el Palacio de Gobierno ha sido restaurado, no obstante haber pasado 12 años. En esa ocasión también se estableció que debían haberse construido clínicas y hospitales para salvaguardar la salud del pueblo haitiano. Nada de eso se hizo.

Sin embargo, La Organización de las Naciones Unidas (ONU), Acnur, la Unión Europea, inclusive nuestra Dirección de Migración han abogado porque se establezca una especie de Estado Binacional. La ONU ya había fracasado cuando quiso restablecer el orden, enviando una Minustash, cuyo mayor mérito fue cuando las tropas de Nepal introdujeron y diseminaron el cólera en esa paupérrima nación y de paso, también nos infectaron.

El Comité para la Eliminación de la Discriminación de Mujer de La ONU solicitó al país ponerle fin a las deportaciones de las mujeres embarazadas haitianas. Sin embargo, no aporta fondos ni le sugiere a la Organización Mundial de la Salud (OMS) las edificaciones de hospitales de maternidad sumamente necesarias en Haití.

El director del Servicio Nacional de Salud (SNS), Mario Lama, afirmó que 35 mil parturientas haitianas alumbraron en 2021, cinco mil más que en 2020. Según datos fidedignos, las haitianas dan a luz cada 9 meses en una proporción de 8 por cada dominicana, lo que quiere decir que en menos de 30 años, si no le ponemos coto a esta situación, posiblemente la población de cada país luzca pareja. Entonces se logrará la meta de ”una e indivisible”. Afortunadamente, hoy se tiene consciencia de lo grave que sería para este país.

Según el estudio ya descrito en la edición del Diario Libre del 25 de febrero de 2022, la República Dominicana está gastando en estos partos un promedio de RD$70 mil diario si la estadía no sobrepasa los cinco días.

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