Julio Escoto Santana acaba de escribir uno de los tantos libros sobre el 14 de Junio y las guerrillas de 1963, en un intento de decir su “verdad”. Le prometí a Roberto Cassá que leeríamos el libro de Julio Escoto y escribiremos un pequeño comentario develando sus mentiras y colocando las cosas en su lugar histórico.
Pero ahora, a Chanchano y a mí, sobrevivientes de la dirección de la llamada “infraestructura” (Chanchano como responsable en el Cibao -desde Santiago- y yo en la dirección nacional) no nos queda más remedio que tomar nuestro tiempo y hacer algunas puntuaciones. Aclaro que el grueso de nuestras palabras está tomado de los periódicos de la época. Cualquier lector puede acceder a ellas.
Todo partido que pretenda ejercer un rol protagónico en impulsar los cambios que cualquier sociedad del mundo requiere, por más grande que estos sean, de un “esqueleto” o “columna vertebral” que le dé coherencia y fortaleza a la acción de las grandes masas, organizadas o no, que depositan su confianza en tal partido.
Manolo era el que más conciencia tenía de esta verdad histórica, dentro del inmenso Movimiento Revolucionario 14 de Junio. Por ello:
Fue Manolo (agosto 1961) quien envió una carta al doctor Fidel Castro, solicitándole que la Revolución Cubana entrenara dos grupos escogidos del 14 de Junio. Carta que entregó, en el más estricto secreto, a Luis Gómez Pérez, responsable de entregar la carta y elegir los dos grupos
Fue Manolo quien, con su novel experiencia de su paso por los movimientos de resistencia de la década del 40, quien tomó la decisión de imprimir tres mil libros de los siguientes títulos (Los Fundamentos del Socialismo en Cuba, de Blas Roca; Economía Política de Nikitin y Lecciones de Filosofía de Politzer). En diciembre se le agregaron (en la misma cantidad) las notas de las lecciones que habían recibido los hombres enviados a Cuba a entrenarse.
Fue Manolo quien entregó estos libros a los principales dirigentes del partido, a nivel nacional.
Fue Manolo quien dispuso el alquiler (en el mayor secreto), en la última calle perpendicular a la vieja Carretera Sánchez, de una apartada casa, con amplio patio, para que sirviera de Escuela Secreta de Cuadros del Partido.
Fue Manolo, quien utilizando como fiador a Pupo Peguero, alquiló dos apartadas casas del viejo barrio de Alma Rosa (una frente a la Otra –ver El Caribe; 5 DIC. 1962) para montar un taller de fabricación de escopetas de cal. 10 y 12 mm; y fue Manolo quien puso a Caonabo Abel a la cabeza de aquella fábrica para fabricar y armar armas.
Fue Manolo quien, utilizando su influencia, secundado por parte de la organización, quien dispuso el inicio de compra de armas a integrantes de las propias Fuerzas Armadas, y también (pieza por pieza) a un equipo que trabajaba en la Fábrica de Armas de Trujillo.
Fue Manolo, que conocía bien al 14 de Junio, tanto los que fueron apresados como los que lograron evitar su apresamiento, quien escogió a los hombres que pasarían por la Escuela de Cuadros Secreta, en cursos de una semana.
Fue Manolo, empezando por él mismo, quien escogió los profesores de aquella escuela clandestina.
MANOLO CONSTRUIA EL “ESQUELETO” O LA “COLUMNA VERTEBRAL” DE UNA ORGANIZACIÓN QUE EXISTIA EN TODO EL PAIS Y TENIA DECENAS DE MILES DE SIMPATIZANTES.
Hay mucho más hechos que nos permiten evaluar quién era Manolo en aquellos instantes cruciales. He escrito mucho sobre ello, y lo seguiremos haciendo cuando comentemos el libro de Julito Escoto.
Pero pasemos a otra parte de los infundios acomodaticios que hay en dicho libro:
El planteamiento del 14 de Junio, dicho en boca de Manolo (El Caribe; 6 de noviembre 1962; página 7) era que las elecciones a constituyente deberían ser las primeras, para que el pueblo manifestara qué República Dominicana quería. Y luego las elecciones presidenciales, para que el nuevo Gobierno estuviera regido por esa Constitución. Todo lo demás es propaganda tergiversadora.
Los norteamericanos y la Unión Cívica Nacional plantearon la simultaneidad, porque sus planes eran que ganara la UCN y los constituyentes redactaran una constitución acorde con el plan norteamericano y de la oligarquía.
Su problema fue que ganó Juan Bosch y los constituyentes redactaron una de las constituciones más democrática que ha habido en el país.
La saña contra el 14 de Junio era por ese planteamiento y por su inmensa influencia de masas, y Julio Escoto, Félix Germán, Moncho Imbert y los demás se prestaron al juego de destruir o debilitar el 14 de Junio de Manolo, creando un Partido 14 de Junio que solo sobrevivió unas semanas.
Manolo dijo el 25 de noviembre de 1962: “Desde la clandestinidad el 14 de Junio no fue solo un movimiento antitrujillista, sino revolucionario, anti feudal, antimperialista y democrático” (El Caribe, 26 noviembre 1962)
Sigue afirmando Manolo: “Quienes alegan que el 14 de Junio ha traicionado los ideales que le dieron origen mienten cobardemente”, y calificó como “traidores de nuevo cuño” a los que así se han expresado” (ídem)
Sigo con El Caribe 26 de noviembre de 1962; p-22) “Afirmó (Manolo, F.D.) que utilizando a traidores del 14 de Junio, la reacción pretende dividir y confundir a la opinión pública sobre los ideales que dieron origen a esa agrupación”
Lo último sobre las afirmaciones de Julito Escoto: Tú sabes que ustedes fueron financiados por el Consejo de Estado, a través de Moncho Imbert, para crear un supuesto Partido 14 de Junio, pero bastaron dos discursos de Manolo para volver polvo su traición.
Moncho Imbert, a través de Antonio Imbert, y como administrador de las empresas que controlaban las empresas confiscadas a los Trujillo, y que, por lógica, servía al Consejo de Estado y a los norteamericanos, estaba de acuerdo con el plan impuesto por estos (en diciembre de 1961, a través de Morales Carrión, enviado personal del presidente Kennedy), que impusieron que las dos elecciones (a la presidencia y la constituyente) se celebraran el mismo día.
O sea, confiaban en el triunfo de UCN; el debilitamiento del 14 de Junio, utilizando un grupo calificado por Manolo de traidores; y confiaban, entonces en redactar una Constitución, cuya esencia, desde el Gobierno de los 12 años, no ha hecho más que traer atraso, desgracias y subordinación al FMI, BM y a la cúpula de poder norteamericano.
Entonces, tú, Julio Escoto, después que Manolo los ha calificado de “traidores” y “tergiversadores” de los auténticos orígenes y objetivos del 14 de Junio, dices en tu libro, que, en la casa de Moncho Imbert, agente del Consejo de Estado y de Antonio Imbert, Manolo, que vivía en la más estricta clandestinidad, porque lo estaban buscando para matarlo (se trata de una fecha después del golpe contra Bosch) se reunió con los que él mismo calificó de traidores para persuadirlo de que no se produjera la insurrección.
¡Gran mentira! Manolo era radical con los traidores, y además no podía correr el riesgo de que descubrieran su escondite.
La llamada “infraestructura”, integrada por hombres y mujeres en todo el país, no era más que el esqueleto o la columna vertebral de aquella organización de decenas de miles de hombres y mujeres. Y además, fue la mal llamada “infraestructura” y el Buró Militar (que era parte de ella) la que sirvió de base y sostén del Gobierno constitucional de Caamaño, en abril de 1965, hecho admitido por los propios militares constitucionalistas.
Fidelio y Chanchano hablarán de todo esto en el libro que Fidelio le prometió a Roberto Cassá.