Cientos de familias de barrios del Gran Santo Domingo están regresando a sus casas para sacar todo el lodo acumulado debido a los torrenciales aguaceros del pasado fin de semana. Rehacer su vida les llevará tiempo porque quedaron sin camas y enseres como estufas y neveras, principalmente.
Unos regresan con lo poco que pudieron salvar antes de que las aguas barrieran con todo, pero la mayoría sacando colchones podridos, estufas, neveras, prendas de vestir dañados, pero esta vez sin la esperanza del auxilio del gobierno.
Todavía ayer unas 80 familias del Tamarindo Adentro y La Tablita, en Santo Domingo Este, permanecían alojadas en viviendas en construcción próximo a donde sus casas fueron ocupadas totalmente por los ríos, debido a que aún permanecen llena de lodo, sin camas ni estufas, neveras, prendas de vestir y otros ajuares.
Más de cien familias del Tamarindo Adentro vieron observar sus viviendas totalmente arropadas por crecidas de los ríos Ozama, Tosa y Tiburón, los que golpearon de manera inmisericorde a toda la zona.
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Angelina Zapata, quien habita al final de la calle H, narra que la mayoría de quienes viven próximo a los ríos citados dejaron algunos ajuares enganchados dentro de sus casas, pero que las aguas fueron tantas que la crecida tapó por completo las viviendas dañando todo lo que había dentro.
Madre de cinco hijos, el más pequeño de apenas 9 meses, señala que pudo salvar la estufa, la nevera se cayó con el huidero y se dañó, y apenas quedó con la ropa que tenía puesta al momento de la emergencia.
Deplora que a una semana del desastre ninguna autoridad fuera al lugar para observar, llevarles alimentos, colchones y a evaluar los daños para resolver, si es posible.
Santiago Sandino, miembro de la Defensa Civil, también perdió todo lo que tenían en su casa, no pudo salvar nada, porque se dedicó a servir a los vecinos.
“Quedé sin nada, se me daño ropa, televisión, estufa, radio, ahora estoy prácticamente en la calle, viviendo con cosas que han donado algunas iglesias y fundaciones”, expresa.
Los Coordinadores
En el barrio Los Coordinadores, en Santo Domingo Norte, la mayoría de las familias comenzó a sacar lodo y echar agua con la finalidad de volver a su realidad, pero todo lo que encuentran dentro es lodo.
José Miguel Báez, aunque su casa está en un alto del sector el Ozama, llegó hasta el techo, mientras otras ni si quiera el zinc quedó fuera.
“Nosotros estamos olvidados aquí, parece que no somos seres humanos, no tenemos otro lugar para vivir que no sea este; es extraño que el gobierno no viniera a darnos auxilio a pesar de que perdimos todo”, expresó.
Francisco Antonio Alvarez, sostuvo que fue tan rápida la crecida del Ozama que no dio tiempo para sacar nada, que incluso, salvó a sus cuatro hijos en un cajón de nevera que utilizó como yola.
De esa misma forma salvó cuatro cerdos que cría en el patio, los que todavía no ha podido regresar a buscar por el lodo que aún permanece en el trayecto.
“Pero a nosotros se nos dañó nevera, estufa, quedamos sin cama y prácticamente sin ropa; ahora los niños enfermos y sin ayuda de las autoridades”, expone.
Revela que la única ayuda que recibieron fue de unos pastores de la iglesia evangélica, de lo contrario hubieran muerto de hambre y sed.
El grito por falta de apoyo oficial se extiende a otros barrios marginados como Ribera del Ozama, La Javilla, debajo del puente Francisco del Rosario Sánchez, en Santo Domingo Este, donde no llegó la ayuda que esperaban tras las inundaciones, y la situación sigue calamitosa.