En pocas semanas, se cumplirán tres años del inicio del Gobierno del Partido Revolucionario Moderno, encabezado por Luis Abinader. Es de esperar que tanto el presidente como sus funcionarios de más alto nivel traten de vender como exitosa la obra de gobierno y no se puede descartar que se recurra a la propalación de mentiras para presentar como extraordinarias las realizaciones o logros. Lo primero que habría que preguntarse es cuál ha sido el impacto directo de las políticas y realizaciones del Gobierno en la población. ¿Han mejorado las condiciones materiales de existencia de los dominicanos? En términos de la alimentación, ¿la población que se enfrenta a una grave privación de alimentos es hoy mayor, igual o menor que antes de la llegada de Luis Abinader al gobierno? Durante estos tres años, ¿ha aumentado o disminuido el consumo de proteína? El derecho a una adecuada alimentación es vital para la consecución de una vida digna; y sin la garantía de este derecho fundamental no es posible asegurar los derechos a la vida y a la salud. Esa es una tarea de primer orden de cualquier Gobierno preocupado efectivamente por la suerte de su pueblo. Sin una alimentación adecuada no es posible el desarrollo de las capacidades físicas y mentales de las personas. En los escenarios de volatilidad económica, cuando los precios de los alimentos tienden a encarecerse, cobra fuerza la necesidad de la acción gubernamental para garantizar la seguridad alimentaria de la población. Es aquí cuando hacen falta políticas de apoyo a la agricultura y a la producción local de alimentos, así como el fortalecimiento de los programas de asistencia a los sectores más vulnerables.
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La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) aporta estadísticas interesantes sobre la seguridad alimentaria en los países del mundo. En cuanto a las estadísticas sobre la prevalencia de la subalimentación (entiéndase como incapacidad de las personas de consumir alimentos suficientes para satisfacer las necesidades de energía alimentaria), la referida entidad da cuenta de que, en el período comprendido entre 2013 y 2019, en República Dominicana la subalimentación se redujo de 8.4% a 5.7%. Sin embargo, en el período comprendido entre 2020 y 2022, la prevalencia de la subalimentación se elevó al 6.3%. Eso significa que el número de personas subalimentadas pasó de 600 mil en el trienio 2017-2019, a 700 mil en el trienio 2020-2022. Lo que eso significa es que hoy más personas pasan hambre. Pero donde el colapso alimentario ha sido extraordinario es en el suministro medio de proteínas. Según la FAO, ese indicador creció de 58.7 gramos por persona por día en el trienio 2013-2015 a 66.7 gramos por personas por día en el trienio 2017-2019. Sin embargo, las estadísticas de la FAO dan cuenta de que en el trienio 2020-2022 el consumo de proteína se redujo drásticamente en nuestro país, colocándose en 22.4 gramos por personas por día, una caída de más de un 66%. Lo que eso significa es que hoy se come menos carne de pollo, res, de cerdo, de pescado, menos huevos, leche, queso, habichuelas, semillas, y otros. La alimentación se ha deteriorado significativamente en el país. Para comprender la gravedad de la situación en lo relativo al consumo de proteínas hay que tener presente que, para un adulto promedio, se recomienda consumir al menos 0.85 gramo de proteína por cada kilogramo de peso corporal, de manera que un adulto de 70 kg debe aspirar a comer al menos 58 gramos de proteínas todos los días. De eso se desprende que el PRM y Luis Abinader han conducido el país a consumir significativamente menos proteínas de la recomendada a nivel internacional.
Lo expresado deja muy claro que la política agropecuaria del Gobierno no ha sido efectiva y que su expresión más concreta es que hoy estamos inmersos en un contexto de incremento de la inseguridad alimentaria. Los supermercados, los mercados y los colmados son los lugares donde a diario los dominicanos soportan tener que ver el resultado de la política gubernamental.