Abandonemos pasividad y resignación

Abandonemos pasividad y resignación

Economista Guillermo Caram 

Dos malas señales económicas acaban de presentarse: IMAE cayó 2% en enero 2025 con relación al 2024, y recaudaciones a febrero caían en igual porcentaje.

Deben llevarnos a abandonar pasividad derivada de la resignación que caracteriza nuestra sociedad.

Resignación definida como “conformidad ante adversidades… sin luchar contra ellas”.

Sociedades resignadas aceptan pasivamente decisiones de poderes institucionales y fácticos, sin reaccionar ante sus consecuencias.

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Prosperan desencantos, apatías, desconfianza institucional, escepticismo; sepultan compromisos y solidaridad ciudadanas. Propician fatalismo que imposibilita modificar status-quo; aceptan establishment sin cuestionarlo por miedo, desinterés o temores del precio/sacrifico a pagar.

Causa resignación desigualdades económicas, pobreza y falta de oportunidades. Los que luchan por sobrevivir se concentran en subsistir sin encarar adversidades.

La falta de acceso a educación de calidad, limitaciones de concientización, control de comunicaciones y manipulación de informaciones.

La resignación tiene implicaciones negativas en la sociedad: la estanca, bloquea reformas, impide progreso, permite que corrupción prospere, estimula ineficiencia, autoritarismo e individualismo desintegradores del tejido y cohesión social.

Por resignación, aceptamos pasivamente, sin resistir, anuncios y promesas de poderes; muchas reiteradas por incumplimiento.

Cantos de sirena respaldados en costosa publicidad que hacen recordar amonestación de Napoleón Bonaparte sobre políticos “vendedores de ilusiones”. Ej.: espectaculares presentaciones de propuestas y metas futuras que, por naturaleza, serán de cumplimiento incierto, útiles para fines publicitarios.

Se denuncian males, pero no se respaldan con acciones, terminando, esterilizándolas. Olvidar y archivar denuncias terminan fomentando reincidencias.

No darles seguimiento, junto a las soluciones planteadas, persistente e insistentemente, hasta doblegar las voluntades necesarias, agrava resignación y genera desesperanza.

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