Por Julio Ravelo
Se podría pensar que nos referimos a los que se prodigan entre los miembros de una corte. Entre Reyes, Príncipes y Princesas. Pero no, nos queremos detener en un acto sencillo, lleno de gratificaciones que se expresa con una aproximación de cuerpos y donde los brazos juegan un papel de primer orden.
El abrazo por sí mismo es de las pequeñas cosas que contribuyen a engrandecer la vida. Es no sólo una demostración de afecto, también de apoyo, solidaridad, cercanía, compromiso, valoración, reciprocidad en la alegría, en el dolor y la pena. Todo lo que el otro significa para mí y como se lo expreso.
Un abrazo puede tener lugar en contextos muy diferentes y albergan significados muy distintos.
Puede leer: Repensar la vida
¿En qué consiste? En la aproximación de dos cuerpos y requieren de los brazos para facilitar una mayor e intensa cercanía. Es una forma silenciosa de decir te quiero. Es un gesto de cercanía que puede no requerir palabras. Es tan elocuente que por sí solo nos permite hacer llegar a la otra persona nuestros sentimientos.
Las dimensiones de un abrazo son difíciles de medir, pero quien lo recibe al instante percibe todo lo que se le ha querido transmitir. Es que el abrazo es una caricia al alma de otra persona a la que, a la vez le proporcionamos refugio entre nuestros brazos.
¿Por qué nos sentimos gratificados cuando nos dan un buen abrazo? Es que el organismo se expresa liberando oxitocina, hormona vinculada al placer, se libera serotonina y dopamina, encargadas del buen humor, disminuye los niveles de cortisol. Todo ello genera una agradable sensación de armonía y plenitud, con bienestar para el cuerpo y la mente.
Este acto que puede ser muy elocuente y saludable en cualquier etapa de la vida, mejora nuestra autoestima, nos hace sentir especiales, nos reconfortan por que resultan apropiados y estimulantes. Por tanto, se recomiendan como una forma de estimular a la persona querida y valorada.
El abrazo sincero, el abrazo ideal debe durar de 5 a 10 segundos. Se considera que un adulto necesita una dosis de cuatro abrazos al día, mientras que en los niños el número puede superar los doce.
¿Abrazamos todos de la misma manera? Algunas personas lo expresan de manera distante. Son abrazos fríos, incómodos, que se dan por mero compromiso y asimismo lo percibe quien lo recibe. Sin embargo, todos hemos sentido el verdadero abrazo, aquel en que la persona siente el cariño, el afecto que se le expresa.
Algunos momentos de nuestras vidas nos hacen valorar aún más un fuerte abrazo: viaje o llegada del exterior, en nuestro país es muy llamativo el que se expresa a familiares o amigos en los aeropuertos. En las escuelas y universidades cuando se gradúan, en las funerarias, en despedidas.
¿Se abrazan los animales? En algunas especies como los Bonobos (Pan Paniscus) los abrazos son comunes y se expresan de manera idéntica a la de los humanos. Los chimpancés, lo hacen como una forma de alejar la confrontación, de evitar la pelea. Caballos, elefantes, leones, nutrias, focas, entre otros, lo hacen, aunque no tengan brazos como tales.
Cabe destacar que Kevin Zaborney (USA-1986) al notar la falta de afecto que observaba en su comunidad, propuso la celebración del día del abrazo. Es así que desde entonces se escogió el 21 de enero como el día para celebrarlo. Nosotros en República Dominicana, vamos a tener que pedirle a la Virgen de la Altagracia que nos permita dar y recibir nuestros abrazos reglamentarios, para reconfortados por ellos continuar los esfuerzos que demanda la existencia, y así decididos, motivados, marchar de manera entusiasta y resuelta a nuestras aspiraciones y metas.