No podemos hablar de dejar atrás acciones y malos hábitos sin mencionar salir de la zona de confort, cuando lo hacemos es porque previamente hemos tomado decisiones con el propósito de cambiar rutinas y/o patrones que por alguna razón ya cumplieron su rol en nuestras vidas.
Muchas veces nos estancamos, pues se nos hace difícil salir de la burbuja donde hemos permanecido, porque allí nos sentimos seguros y protegidos. Es como un estado mental que nos mantiene anquilosados, actuando en automático, sin requerir esfuerzo.
Con el tiempo nos daremos cuenta que por no salir de nuestra zona de confort, por hacer siempre lo mismo, lo que estamos acostumbrados, nos quedamos estancados en nuestro crecimiento psico-socio-emocional y a veces hasta económico.
Podemos definir esta situación como una fuerza interna que te mantiene anclado, sin ejecutar nuevas acciones, pero cuando logras salir de ahí te conviertes en más fuerte. Pues los miedos o inseguridades que te atan, que te impiden lanzarte y no cambiar, son los que te frenan para alcanzar tus sueños.
Apostar por tus metas implica tomar fuerzas y dejar los miedos atrás. Abandonando esa fuerza negativa, esa idea de fracaso, que te ata a quedarte estancado en la misma zona, sea por comodidad, por inseguridad o incluso por pesimismo.
El Pesimismo se disfraza de precaución, siendo estas dos acciones diferentes, la primera es solo ver lo malo de la situación, obviando lo positivo que esta pueda tener. La ecuanimidad nos lleva a medir las cosas negativas, sin dejar de percibir lo bueno de cada acción.
La poca consistencia y la falta de voluntad en las acciones para conseguir las metas que nos hemos propuesto nos llevan a desistir de las estrategias para alcanzar nuestros objetivos, sea por cansancio o por desgaste.
La constancia es necesaria para formar hábitos positivos, cualquier logro implica un esfuerzo sostenido por un tiempo y esto se logra desde la voluntad y la fortaleza, lo que nos lleva a la perseverancia, resistiendo o buscando soluciones a las dificultades.
Muchas veces nos aceleramos y queremos tener todo rápido sin entender que la vida es un proceso. Todo tiene un inicio y un final. Es importante comprender que en el camino vamos aprendiendo y madurando; asumiendo que las cosas cuestan y que aquello que nos presenta mayor dificultad para alcanzarlo es lo que más valoramos. La autora es psicóloga y educadora, directora y fundadora de MLC SCHOOL Twiter: @MLC_Schoolrd @SVirginiaP Instagram: @pardillavirginia.