Hoy 
Actualizar el sistema para evitar crisis por oleadas de apagones. El crecimiento de la economía dominicana, superior al promedio en el continente, pone en mucha evidencia este año que el sistema eléctrico se ha ido quedando atrás en la adecuación de sus capacidades de generación y comercialización como desafíos de los tiempos.
La salida de servicio para mantenimiento de un número equis de parques energéticos, como ocurre en este momento, ha puesto a todo un país bajo drástica reducción del suministro, con todo lo que eso significa para la vida nacional.
Debe suponerse que existe un plan maestro, previsor y básico, en el que aparecen establecidas las prioridades de inversión para instalar nuevas fuentes de energía y que no ocurra, como ahora, que no se dispone de medios para llenar el vacío que oscurece las ciudades.
Un país precariamente provisto -o no provisto- de lo que los expertos llaman «plantas en frío» o reserva estratégica que incluso permiten aplicar mantenimientos no programados con turbinas alternativas.
El país debe superar además la vulnerabilidad de líneas de transmisión y distribución de electricidad que concede a cualquier ventarrón capacidad superlativa para la barrida de postes y tendidos descalificados por los años.
Urge sustituirlos por redes firmes que concedan estabilidad y permanencia al fluido que alimenta la dinámica de producción y la expansión en grande de zonas urbanas que deben ser abarcadas por un sistema energético que ya no es suficiente para llenar cometidos.
