En su obra pictórica magistral, Ada Balcácer recupera la memoria oral, la espiritualidad y las tradiciones culturales dominicanas, creando registros visuales que han quedado fijados en el imaginario nacional de la modernidad y la posmodernidad. En sus pinturas, lo perceptual, lo ambiental, lo telúrico y lo subjetivo, se expresan con trazos amplios y pinceladas precisas y energéticas, suscitando formas, espacios y celajes visuales expansivos que adquieren una majestuosidad matérica alucinante y provocadora de un fuerte impacto emocional en el espectador…
Ante el laberinto de cauces que arraiga y fecunda la práctica pictórica en Santo Domingo, el abordaje reflexivo de esta manifestación artística en particular, desata una tormenta de cuestiones vitales y excitantes:
¿Quiénes serían los fabuladores paradigmáticos del y/o lo dominicano a través del arte pictórico? Y ¿quiénes son realmente los aportadores paradigmáticos de una iconografía propia, reflectante, sustantiva y distintiva de la dominicanidad a través de la pintura?
Si nuestras máximas instancias políticas y culturales apostaran resueltamente por la revalorización y proyección de las creaciones de nuestros grandes pintores como “marca país”; como auténtica prueba de la trascendencia de la memoria identitaria y elproceso de desarrollo de nuestro arte moderno y contemporáneo, no sólo estaríamos ante una apuesta trascendental a favor de los fértiles espacios de la posibilidad, sino que también significaría el inicio de una estrategia visionaria que habrá de resultar en la superación definitiva de la trivializada imagen del brochoure con que a nivel global todavía seguimos maliciosamente devaluados.
Pero, una iniciativa dirigida hacia la revaloración y proyección de las manifestaciones más depuradas de las artes plásticas y visuales nacionales como “marca país”, debería partir de un listado cuidadoso de los artistas cuyas obras expresen en forma cristalina la diversidad creativa; el esplendor estético; la vitalidad espiritual y la riqueza de significados con que trascienden la naturaleza; el sentido de la tierra; las raíces culturales y la memoria identitaria en la pintura moderna y contemporánea dominicana.
Este listado, tendría que iniciar con artistas de trayectorias y aportes significativos como Ada Balcácer (1930), respetada en la actualidad como exponente viva, activa, proactiva y emblemática del arte latinoamericano contemporáneo. Desde luego, la apreciación y valoración detenidas de las búsquedas expresivas; los itinerarios creacionales y los cimientos simbólicos de los contenidos objetivos y conceptuales que vitalizan la obra de Ada Balcácer, constituye un verdadero desafío que implicaría una mayor dedicación de tiempo y espacio. Así que, por ahora, veamos tan sólo algunas breves líneas sobre su fructífera y ejemplar trayectoria creadora.
En 1962, luego del ametrallamiento mortal del tirano Rafael Leónidas Trujillo, Ada Balcácer retorna a Santo Domingo desde Estados Unidos y junto a un grupo de colegas y escritores como Silvano Lora (1931-2003); Ramón Oviedo (1924-2015); José Ramírez Conde (1940-1987); Asdrúbal Domínguez (1937-1987); Máximo Avilés Blonda (1931-1988) y José Cestero (1937), acciona en los más significativos movimientos políticos, culturales y artísticos del momento.
En 1968, junto a Ramón Oviedo (1924-2015); Domingo Liz (1931-2013); Gaspar Mario Cruz (1925-2006); Fernando Peña Defilló (1926-2016); Leopoldo Pérez-Lepe-(1937); Félix Gontier (1941) y Thimo Pimentel (1941), funda el grupo “PROYECTA”, apostando a la reafirmación de la libertad estética al mismo tiempo que repudiaban “todo intento de subordinar el arte al comercio y la propaganda” y defendían “la integridad de los medios de expresión ante la mala intención de una crítica inconsciente y sometida a intereses económicos y personalistas que desvían la opinión pública deliberadamente”…
Algunas de las obras magistrales de Ada Balcácer se desprenden de sus series “Mitos y leyendas del Caribe” (1960-1970); “Espacios participantes” (1973-1978); “Palmira” (1979-1985); “Ensayos de luz” (1986-2000); “Nymphea”; “Subtropical” y “Drawing” (2000-2014).
Me refiero a obras de excelente calidad estética y extraordinaria riqueza metafórica como “Bacá derribando el mito”; “Intención gráfica” (1966); “La Televisión” (1969); “El Rostro III”; “Bacá desnudo” (1970);“Naturaleza muerta calibre 38” y “El pan dorado” (1972); “Espacio transparente” (1974); “La falda y la persiana” (1977); “La media isla”; “Lolas” y Siñas” (1980); “La fuente de agua” (1992); “Zapatos anti-éxodo” (1995); “Subtropical” y “Sunfish” (2008).
El periodo de gran efervescencia políticosocial y cultural que abarca desde 1962 hasta 1967, con sus jornadas de lucha por el retorno a la Constitución de 1963, la libertad ideológica, la apertura democrática y la soberanía nacional, habrá de marcar para siempre la obra de Ada Balcácer con un intenso contenido social, humanístico e identitario.
Así, Ada Balcácer se proyecta y trasciende como una creadora paradigmática de dimensión internacional cuyo accionar comprometido y sus realizaciones estéticas, le establecen como un referente inevitable en la historia de la modernidad artística de la República Dominicana, el Caribe y América Latina.
Sintesis de Ada Balcacer
Ada Balcácer, nace en Santo Domingo en 1930. En 1951, egresa de la Escuela Nacional de Bellas Artes, donde se forma bajo la orientación de Celeste Woss y Gil, Manolo Pascual, Josep Gausachs y Gilberto Hernández Ortega.
Tras su graduación se traslada a San Juan, Puerto Rico y luego a Estados Unidos, especializándose en The Fashion Institute of Technology (FIT) y The Arts Students League de la ciudad de Nueva York, donde trabaja para importantes firmas de diseño textil.
Ada Balcácer ha exhibido sus obras exitosamente en prestigiosas galerías, museos e instituciones culturales del Caribe, Europa y Estados Unidos. En el 2011, el Centro León le organiza su muestra antológica “Alas y raíces: Ada Balcácer”, abarcadora de seis décadas productivas.
En el 2012, el Ministerio de Cultural le otorga el Premio Nacional de Artes Plásticas y en el 2014, la Fundación Corripio le reconoce con el Premio Fundación Corripio en Arte/Categoría Pintura por “su permanente trayectoria de creatividad, innovación, compromiso y maestría en el dibujo y el color”…