Ada Balcácer una leyenda viva de nuestra pintura

Ada Balcácer  una leyenda viva  de nuestra pintura

Mujer en guerra con la vida y el tiempo. Artista con el gran empeño en la memoria y férrea actitud frente a su claro destino.

Ada, semblanza de Diosa Mujer y Reina Pintora. Aventurera sin temores en las más disímiles maneras de pintar.

Los espacios de Ada para expresar su arte danzan entre un tímido y tierno madrigal del alma o un frizo espléndido y hermoso, el más bello cantar del corazón.

Artista sin reposos ni tribulaciones, atrevida y firme, con certeza en su pensar y templada decisión para afrontar el reto. Reto frente a un quehacer, reto frente al arte; a un exquisito arte.
Milenaria mujer artista, que los años van cobijando su espléndida madurez, para que su arte, cada vez más simple o complicado, nos hable de empeños ciertos, colmando al hombre de este mundo de belleza, amor, rebeldía y tierna paz.


Ada es misionera y mensajera del más puro y sincero arte, como si fuera un mandato de la vida misma que obliga a los privilegiados seres en su más exquisita existencia a llenar de amor, de calor y esperanza a los tristes y comunes habitués del reino de este mundo.


Ada estructura sus cuadros navegando entre palmeras, hombres, mujeres y cosas. Unas veces inconformes elementos en franca rebeldía, irrenunciable actitud; unos frente a otros hasta simplificar un coloquio informal con un lenguaje hostil y agresivo.

Otras veces, llena de fantasía, acoda en su sentir de fina mujer artista, tiernos conceptos de amor entre unos y otros, con la paz resignada de sus rostros, apacible expresión de conformidad y un armonioso lugar; acogedor y feliz.

Cuando pienso y medito sobre estos cuadros, siento una extraña y agradable sensación de ternura; y no sé por qué, será tal vez esa nostalgia que dejan en el alma las cosas que se van.
La obra de Ada es formidable, trascendente e inquietante. Su arte es una figura temporal, compañera del tiempo y el espacio vital, sentida nostalgia del pasado, aguda sensación del presente y el porvenir.

La vida en su constante variante, siempre tomó de la mano su pensamiento, rigor para nuevos y diferentes andares. Su obra nunca niega su tiempo; es testigo, armonía y novedad. Siempre ha sido un compendio de intentos, aciertos, sueños, vigilias, fracasos.

Así es la vida de un artista, formato de gloria y desilusión,así es la vida de Ada; coraje al extremo de un ser enfermo del alma, de sublime resignación de mártir o héroe, de una apasionada condición en transformar el más oscuro trasfondo de la existencia en faro de luz de unos ojos que reflejen el brillar de las estrellas o la hermosa lumbre de luna llena.


Ada; diferente, alegre, sutil. Excelsa pintora apadrinada por los cielos y la gloria. Conforme y valiente. Abanderada de la más culta y sobria vocación de la buena pintura.

La obra de Ada tiene un solo origen, pero distintos destinos. Su arte transita entre los cielos y la tierra, parajes enormes de un universo infinito. Ir y venir por esos lares del tiempo es su castigo o bendición. Pero más tarde, luego y poco más tarde de tanto ir y venir, de tanto compartir con la brisa y el tiempo, ya, cansadas, se regocijan unas a otras, se labran un feliz destino y descansan para toda la vida en el tibio regazo del mundo, las hermosas pinturas de Ada.

Ada va cultivando en su largo tránsito por los senderos del arte, todos los atrevimientos que pudo imaginarse: realismo, informalismo, estructuralismo, ensambles, collages y tantos otros intentos renovadores en su quehacer pictórico.

Atrevida: ser bandera de lucha trastocando formas y conceptos, nuevos criterios y diferentes ópticas conque emprender su faena de nuevas conquistas delirantes, extrañas y de vanguardia.
Su pintura; regalo de un alma noble al mundo, ha sido el precio justo a pagar, al reclamo del arte, de su vocación, de su talento.

Vocación y talento, crisol de angustia en ansiedad y tormento.
Cuando asoma la ternura en la pintura de Ada, sus veladuras, acento de translúcidas pinceladas, son claras y transparentes como una idea. En cada intención de hacer arte, Ada ofrece lo que nunca se entrega; el más profundo e íntimo sentir de su acongojada alma de pintora.

Ada Balcácer: mujer de caros encantos, voz de rumores de manantial, artista de recia extirpe, Diosa Mujer, Reina Pintora.
Señora; nuestra admiración, reconocimiento y respeto.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas