Acorde con los tiempos y las prioridades de la humanidad y de la sociedad dominicana como parte de ella, el Grupo Popular ha rendido un informe positivo en su cumplimiento de objetivos del desarrollo sostenible de sus filiales que incluyen el Banco Popular Dominicano.
Crecer en una diversidad de funciones en comunión con los intereses de la colectividad y la preservación del medio ambiente, vistas estas metas como inseparables.
Asumiendo desde una condición empresarial responsabilidades que trascienden el inmediatismo y las conveniencias materiales en aras de un progreso uniforme. El respetado consorcio, por cuyas venas corre desde siempre la dominicanidad, nunca ha asumido como diferentes los destinos propios y los de la nación. Se trata de un matrimonio sin divorcio.
Cuidar ríos, bosques y montañas, renovar la vegetación y contribuir a la pureza del aire, es apostar de lleno por la calidad de vida de quienes habitan espacios territoriales como seres racionales.
Sin su bienestar y sana condición del suelo que pisan no hay futuro cierto para nadie. Son favorables, y lo celebramos, los saldos del Grupo Popular en ejecución de proyectos en armonía con las causas de supervivencia de la aldea global que es el planeta en que está enclavada la República Dominicana.
El camino ideal, y probablemente no exista otro, contra los daños y riesgos a que se exponen la naturaleza y sus habitantes.
Déficit social de alto riesgo
Prohibido dormir tranquilo mientras sea alta la proporción de jóvenes dominicanos fuera de puestos de trabajo y de estudio.
Aun cuando la clase media logra enviar hijos a las universidades y de familias pobres proceden también alumnos que alcanzan metas de superación personal, hay que medir en su totalidad la marginación y desesperanza de otros muchos adolescentes y adultos sin garantías de mejor nivel de vida. Sus déficits de formación y utilidad productiva repercutirían sobre la sociedad toda.
Sea bienvenido todo lo que pueda hacer el Estado por rescatar de la inercia que frustra jóvenes, acentúa injusticias y resta homogeneidad a las condiciones de vida de los dominicanos. Si los excluidos del desarrollo humano están condenados al desasosiego, que no cuenten mucho con la permanencia de su confort aquellos que ascendieron.