A veces vamos corriendo contra el tiempo, como el que trata de superar un récord, es una lucha mucho más profunda que una batalla contra el reloj. Muchos nos preguntamos si se puede correr contra el tiempo: pues, aunque en el día a día nos seduce la idea de vencer los límites del tiempo, si lo pensamos en tranquilidad, advertimos cierta paradoja e incluso un grado de posible incoherencia en nuestra prisa. En esos momentos de ecuanimidad, podemos darnos cuenta incluso, de que a veces no corremos con una meta clara, sino contra uno mismo.
El tiempo es un recurso valioso y la administración del mismo es un gran reto, pues no se devuelve y cuando se pierde no se recupera; no retrocede, no se puede comprar, no se puede atrapar y menos detener, por esto la importancia de no malgastarlo, de planificar para gestionar su correcto uso.
La administración del tiempo es más que una forma de vivir, es un Don que se puede aprender a desarrollar, y un hábito que, ya sea bien o mal llevado, es parte inalienable de nuestras vidas. Debemos reconocer que en algún momento este hábito puede ser nuestro aliado o nuestro enemigo, si estamos contra el tiempo. Uno de los aspectos esenciales, es que el tiempo es un recurso escaso si no asignamos prioridades.
Aprender a valorar y distribuir el tiempo debe ser una meta de cada persona; determinando intereses, metas, prioridades e identificando y seleccionando estrategias correctas para alcanzar lo que nos proponemos, de tal manera que nos ayuden a organizar nuestro día a día.
Para administrar nuestro tiempo debemos desarrollar habilidades personales y académicas que hagan eficiente el rendimiento en lo que hacemos, a través de tareas proactivas dirigidas a áreas claves.
Una buena herramienta para maximizar el tiempo es hacer una lista de las actividades que debemos realizar, pues una planificación eficaz dirigida a alcanzar estas metas minimiza el estrés y facilita los resultados. Es recomendable hacer revisiones de nuestra lista durante el día para confirmar las acciones que se lograron y las que aún están pendientes. Antes de finalizar el día o la jornada laboral es importante preparar la lista del próximo día.
Rara vez el tiempo se puede planificar de manera exacta y usarse de acuerdo a lo planificado de manera estricta, ya que a lo largo del día acontecen imprevistos y circunstancias que no siempre podemos controlar. Sin embargo, esto justifica aún más la necesidad de hacer una lista de prioridades para la distribución de nuestro tiempo.
Para evitarnos desagrados y frustraciones innecesarias, es importante establecer fechas realistas y ajustarse a los objetivos por cumplir sin perder de vista la meta final que se quiere lograr. Parte del éxito en la administración del tiempo es respetar los compromisos establecidos y discriminar lo urgente y lo necesario; pues esto orienta sobre cómo utilizar el tiempo tomando en cuenta el orden de prioridad de los deberes. Parte de este proceso es también distinguir cuáles son las acciones que dependen de manera exclusiva de ti y cuáles se pueden delegar.
Reconocer la diferencia entre estar en movimiento, y estar realizando las actividades que nos generan los resultados que buscamos, pues muchas veces hacemos varias tareas sin que las mismas nos lleven al efecto que esperamos, convirtiéndose en lo que de manera común llamamos “pérdida de tiempo”.
Una forma de malgastar el tiempo es posponer o aplazar lo que se debe enfrentarse de manera eminente.
Hay actividades desagradables, sin embargo, es necesario realizarlas para cumplir con una meta más grande; hay otras que son complejas, pero por mas difícil que sean, es necesario detenerse, analizar y tomar una decisión, pues la evasión a menudo lleva a perder oportunidades para solucionar una la situación, y pueden incluso aumentar el estrés y la presión de la fecha límite que con frecuencia hay para llevar a cabo ciertas acciones.
Los contratiempos son parte de la vida, muchas veces son impredecibles y cuando nos enfrentamos a estos, lo recomendable es mantener la calma, detenerse un momento a pensar en lo más conveniente que podemos hacer para mitigar su efecto o usarlo a nuestro aplicando estrategias alternativas.
Recuerde que no se trata de agendar muchas cosas, ni de asociar la cantidad de cosas que planificamos con el valor personal que tenemos, pues de esta manera el ego puede engañarnos y hacernos confundir cuáles son los resultados que en realidad esperamos con la planificación que hacemos.
No caigas en el error de regatear el tiempo que necesitas invertir para resolver situaciones difíciles, pues darles largas a retos que tenemos identificados, es promotor de andar contra el tiempo, la presión y ansiedad que generan los límites temporales a los que nos enfrentamos cuando dejamos las cosas para “última hora”, nos lleva a tener prisas que nos envuelven en la temida batalla contra el tiempo.
Sin embargo, lo que algunas personas pueden llamar como “perder tiempo”, o “tiempo de ocio” puede ser lo que te ayude a relajarte, ya que recrearse es una inversión en las propias energías más que una pérdida. Por eso es importante diferenciar las actividades recreativas que nos edifican de aquellas otras que no nos generan ningún tipo de enriquecimiento personal y que por lo tanto caen en la categoría de lo que es “desperdiciar el tiempo.
Muchas veces escuchamos que el arte de la vida moderna requiere más tiempo de aquél con el que contamos y que las 24 horas del día no nos alcanzan y que el ritmo de la vida es más rápido. No obstante, por más cosas que queramos lograr, es importante aprender a disfrutar las experiencias que tenemos en el tiempo, pues a final de cuenta de éste depende la vida misma. Maximizarlo y organizarte puede ser una gran estrategia para disfrutarlo; jamás para ser esclavos del reloj. La autora es psicóloga y educadora, directora y fundadora de MLC SCHOOL , Twiter: @SVirginiaP Instagram: @Virginiapardilla279 Twiter: @MLC_Schoolrd-