El gobierno no está en capacidad, aunque ese fuera su deseo, de ir en auxilio de todos los sectores que han sido afectados por el cierre de la frontera y el cese del comercio con Haití, mientras aumentan los reclamos para que flexibilice las restricciones permitiendo que se reanude el intercambio.
Ayer le tocó el turno de sumarse al coro a cuatro asociaciones de productores agropecuarios, entre las que destacan la Federación Dominicana de Productores de Arroz y el Consejo Nacional de Parceleros de la Reforma Agraria, que pidieron al gobierno que permita beneficiarse de ese intercambio a cientos de industriales, comerciantes, productores agrícolas y trabajadores, aunque reconocieron el manejo prudente del presidente Luis Abinader de la Crisis del Canal, como ha sido bautizada.
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Ha sido el propio mandatario, al calificar como una victoria de la diplomacia dominicana la resolución de la ONU que autorizó la misión encabezada por Kenia que intentará restaurar la seguridad en Haití, quien dejó abierta la posibilidad de flexibilizar algunas acciones que restringen el intercambio.
Pero esa flexibilización no debe tardar demasiado porque en esa misma medida continuarán aumentando las presiones internas para que se afloje un poquito la tuerca, que en las presentes circunstancias se vería como un gesto generoso y consecuente del gobierno dominicano hacia nuestros vecinos.
Y como el gobierno no puede, como señalé al principio, compensar económicamente a todos los que han sido afectados por el cierre de la frontera, nos haríamos un favor a nosotros mismos si empezamos esa flexibilización abriendo el mercado binacional de Dajabón aunque sea una sola vez a la semana.
Eso nos permitiría también ahorrarnos los millonarios recursos que se invertirán en subsidios y asistencia a comerciantes y productores agropecuarios, entre otros, que al fin y al cabo, y como siempre, terminan saliendo de los esquilmados bolsillos de los contribuyentes, léase todos nosotros.