La «normalización de la violencia» en la sociedad ha contribuido a que los niveles de criminalidad aumenten en la República Dominicana, según la psicoterapéuta y especialista en la materia Nadia Ventura.
«Ahora, cuando vemos la manifestación extrema de la violencia es que nos espantamos todos. Pero quizás si hubiesemos visto que él le grita a ella en una plaza u otras manifestaciones que también es violencia, no nos alarmamos. Entonces, estamos normalizando la violencia. Y cuando sucede eso pasa lo que se conoce como una esacalada de la violencia. Se empieza como por escalón», explica la especialista al ser consultada por el caso del agente de la Policía adscrito a la Dirección General de Tránsito y Transporte Terrestre (Digesett), que ultimó a cuatro personas de varios balazos la noche del pasado sábado en Los Alcarrizos.
En ese sentido, Ventura cree que, aunque se necesita una evaluación completa sobre el policía que protagonizó la masacre el pasado fin de semana para determinar qué sucede en su mente, la matanza no fue un hecho que emergió estrepitosamente, sino que se trató de varios factores que terminaron con la muerte de varias personas.
En la pedregosa y mal trecha callejuela Primera de la zona de Los Coquitos, en lo más profundo de Los Alcarrizos, la comunidad quedó conmocionada por la tragedia provocada por el cabo de la Policía Nacional, adscrito a la Dirección General del Tránsito Terrestre (Digesett), Esteban Javier Cora, quien asesinó a balazos a Pamela de la Cruz, su expareja, a María del Rosario, exsuegra, su excuñada Indira de la Cruz, hirió a su propio hijo de 4 años y previo también había matado a Liren Méndez Báez “Mocho”.
Una desvencijada casa hecha de pedazos de hojalata y techada con planchas de zinc fue el escenario del fatal hecho de sangre. Ayer, allegados a las víctimas mostraban su dolor y buscaban darse aliento entre lágrimas y abrazos.
Todo ocurrió cuando el victimario acudió a la casa borracho en busca de llevarse a la fuerza y desnudos en una motocicleta a los dos niños que había procreado con Pamela, de la que tenía más de un año separado.
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Empezó una discusión y una de las víctimas le dijo que llamaría a la Policía, a lo que como respuesta Esteban Javier la emprendió a tiros mientras ahorcaba a uno de sus hijos, según cuenta la abuela Basilia Tejeda Manzueta.
Sobre la salud del niño, la abuela explicó que está en estado de shock y que han preferido no llevarlo donde hay personas para evitar deteriorarle más su condición mental.
Un desacierto terrible
Moradores del sector cuentan que tras cometer el hecho, Corapartió e intentó suicidarse, pero un grupo de personas logró convencerlo de no hacerlo y es cuando la Policía logra ponerlo bajo custodia, llevarlo al destacamento y luego trasladarlo al Plan Piloto, pues una multitud enfurecida quería penetrar y hacer justicia por sus propias manos.
“Él lo hizo porque no había un hombre que pudiera ponerle frente” grita Clary de la Cruz, quien en la tragedia pierde a su sobrina y a su cuñada.
Afirma que el victimario acosaba de manera constante a Pamela pero que “lamentablemente la justicia no le hace caso a las personas pobres” y por eso quizás no prosperó lo de la orden de alejamiento.
Los vecinos conmocionados
“No tenemos palabra”, dijo el joven Antonio Montero, presidente de la Junta de Vecinos de la barriada de Los Coquitos.
Otros como el dirigente comunitario Francisco Montero, de la Junta de vecinos de El Tamarindo, pidió al director de la Policía Nacional, Eduardo Alberto Then, poner más atención a las evaluaciones que se hacen a los que ingresen a sus filas.
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“Hacemos un llamado al jefe de la Policía para que esto no quede impune. Nosotros nos sentimos mal. Este loco estaba nuevo, recientemente lo habían enganchado. No sé como le dieron un arma, expresó.