La clase media dominicana, a la que pertenezco, tiene serios problemas, el principal es la facilidad para propagar el odio, ante la incapacidad de encontrar soluciones a las dificultades verdaderamente importantes porque cada vez profundiza menos en las cosas y se agobia más fácilmente.
Ahora nuevamente el tema para llenar el vacío que deja el salir huyendo en la búsqueda de soluciones complicadas a problemas difíciles, es ‘El Financiamiento de los Partidos Políticos”.
ANTES, no había financiamiento de partidos, es verdad, antes en la época donde sólo habían algunos canales de televisión abierta y algunos por telecable. A penas unos tres o cuatro periódicos de circulación nacional. Un antes donde las personas eran más sencillas y menos vanidosas. Estar “en hoya” era lo normal en la adolescencia y la juventud, aunque tus padres fueran ricos.
En la década de los 70’s y 80’s, el arte comprometido era verdaderamente comprometido, al punto de que los artistas no cobraban por presentarse en actividades políticas. Las instituciones del Estado trabajaban hasta las 2:30 pm, los bancos hasta las 3:30 pm y las tiendas cerraban a las 12:00pm para abrir desde las 2:00 pm hasta las 5:00 pm. Lo que permitía tiempo a quienes se dedicaban a cualquier actividad, incluyendo la política. No existía celulares, ni internet, por lo cual, la fecha, la hora y el lugar de los encuentros era una disciplina que no necesitaba de tanta confirmación.
Ese es un antes, que ya no existe y que cada vez está más difícil de emular, porque estamos en la época del 24/7, en prácticamente todos los servicios y actividades económicas, exceptuando la labor de oficinas o consultorios que no trabajan los fines de semana, pero muchos se llevan en su celular el mismo estrés y compromiso. Al mismo tiempo, las personas tenían menos poder adquisitivo, incluso, en esa época también existía un nivel extremo de desnutrición y hasta hambruna en algunos sectores de la sociedad, acompañado de la falta de vestimenta, zapatos, luz, televisión, etc.
El poder del dinero y el control del Estado, siempre ha estado presente, por lo cual, lograr que el sistema de partidos cuente con ciertas garantías ayuda a la alternabilidad.
Mientras más nos vamos “sofisticando”, mayor es nuestra exigencia y expectativa en todo lo que hacemos y menor es el voluntariado gratuito. Mientras una persona del siglo pasado tenía gastos fijos sencillos, hoy se incrementan por las nuevas tecnologías de comunicación y la necesidad que nos hemos inventado de espectacularizar todo con pantallas, tarimas, luces, máquinas de confeti, sonido a nivel de conciertos y cada vez más y más detalles.
Ya no hay que ser un aristócrata para servir el café con una vajilla bonita y combinada, ni para hacer un arreglo de globos hermoso, ni para tener un video de todo lo que hacemos. En fin, la vida de hoy es distinta y mientras más tenemos, curiosamente más necesitamos.
¿Y qué tiene esto que ver con los partidos?
Pues todo es proporcional. Los valores, ya no están en el contenido, porque la gente vive de la percepción, y el problema es que gente “EDUCADA”, con accesos privilegiados, se quedan con la impresión que algo les causa en el momento, pero no dedican dos segundos a profundizar algunos temas, sin resentimientos, más bien con una actitud de buscar mejoras.
¿Y qué es lo que queremos? Porque en la vida, TODO tiene un precio, así de sencillo, hasta la democracia.
En mi caso, yo quisiera que todo el dinero que sale de nuestros impuestos sea utilizado bajo un marco de mayor transparencia y auditorías, incluyendo, el financiamiento de los partidos. Ya que algunos usan el dinero a “discreción”, lo que promueve la injusticia interna, que termina impactando a lo externo de manera negativa.
Pero, si nos vamos por extremismos, entonces, quitemos los partidos políticos del medio. Hagamos que toda persona que se dedique a la política sea exclusivamente ricas o mantenidas por ricos, que pueda dedicarle tiempo a la actividad social, porque tiene dinero, no porque tiene vocación, ni ideas, ni nada más que aportar, a menos que represente a un grupo económico. Pongámosle todo más fácil a quien hace uso de los recursos del Estado para perpertuarse en el Gobierno, al uso de dinero del narcotráfico o a quien controla la voluntad de los medios, incluyendo, las propias redes sociales, que actúan bajo influencias extranjeras, sin ningún tipo de regulación, a lo cual, no le estamos prestando atención…. hasta un día.
La antipolítica -queramos o no- es una promoción al ¿pro-qué? a ¿Los políticos de la secreta? o, a un grupo que se percibe como “sociedad civil’ sólo para venderse como moralmente superiores, pero no son más que oportunistas de la labor política de otros.
Pensemos.