Las bebidas alcohólicas están aceptadas socialmente. Su consumo no suele estar mal visto (salvo que sea en exceso y acabemos en estado de embriaguez), y son parte del menú de todas las celebraciones. También es cierto que a menudo olvidamos el impacto que este puede tener sobre nuestro organismo, especialmente si su consumo es elevado.
El alcohol está directamente relacionado con diversas enfermedades y problemas tanto físicos como psicológicos. Un elevado consumo de bebidas alcohólicas conlleva a la larga complicaciones como el aumento de la presión sanguínea y los triglicéridos en sangre, la inflamación del páncreas, o daños cerebrales, en el sistema nervioso y en el hígado. Además, aumenta el riesgo de padecer varios tipos de cáncer e incrementa el riesgo de depresión o agresión a personas cercanas, entre otros.
Por si fuera poco, el alcohol es alto en calorías (llamadas calorías vacías, ya que no aportan nutrientes) que nos pueden ocasionar serios problemas relacionados con la obesidad.
Conociendo los problemas que el consumo de alcohol puede provocar en la salud a nivel general, es importante destacar que las personas con diabetes deben extremar las precauciones y conocer cómo puede influir su ingesta sobre su organismo.
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Las personas con diabetes que ingieren alcohol a corto plazo pueden sufrir una hipoglucemia hasta 24 horas después de haberlo consumido.
Hay que tener en cuenta que también existe el riesgo de sufrir una bajada de glucemia por la mañana si hemos tomado alcohol después de la cena del día anterior.
La ingesta de alcohol entorpece la percepción de hipoglucemia. Cuando sucede esto podemos confundir los síntomas de la hipoglucemia con los de una borrachera.
Cabe destacar que una persona que controla correctamente su diabetes y no tiene complicaciones graves derivadas de esta, puede consumir alcohol de forma esporádica, siempre y cuando su médico especialista no lo prohíba de forma explícita.
Aspectos a tener en cuenta
Si pese a todas sus contraindicaciones la persona con diabetes decide beber alcohol, es importante seguir una serie de recomendaciones, como las proporcionadas por la American Diabetes Association, para minimizar los riesgos.
Antes de empezar a beber alcohol
No omitir alimentos del plan regular de alimentación.
Verificar su nivel de glucosa. Tener preparado un tratamiento para una posible bajada de glucosa.
Informar a las personas que estén a su lado sobre los signos y síntomas de una bajada de glucosa y sobre cómo tratarla; llevar un brazalete o collar que identifique su diabetes.
Mientras está bebiendo alcohol
Beber despacio y con moderación, comer alimentos ricos en carbohidratos, servirte tus propias bebidas para no excederte y mezclar el alcohol con bebidas sin azúcar.
Después de beber alcohol
Comprobar el nivel de glucosa en sangre.
Contar con la compañía y soporte de una persona de confianza que esté al tanto ante los síntomas de hipoglucemia durante la noche y la mañana del día siguiente.
Al día siguiente de haber consumido alcohol, es conveniente levantarse pronto para desayunar y seguir con su ritmo habitual.
Es importante evitar las bebidas de alta graduación alcohólica, así como aquellas que han sido elaboradas con altos contenidos de azúcar como los licores.
Si se toma la decisión de beber alcohol, las opciones menos agresivas son la cerveza o el vino y siempre consumirlas con moderación.