“Con España en el corazón” llamó el poeta Pablo Neruda a su llanto cuando vivió la terrible guerra civil española del 1936 al 39. Cuando los bombardeos franco-falangistas, dice el bardo,
“…venían por el cielo a matar niños,
por las calles la sangre de los niños
corría simplemente como sangre de niños”.
Así he querido titular este artículo sobre el poemario “Tierra de noches inmensas” de Belén Atienza, española residente en Estados Unidos, quien en su pecho lleva colgada a su España, con dolor ardiente, crispada todavía por las secuelas de esa guerra. A pesar de haber pasado casi cien años de haber sido, todavía es. Produce dolor en quienes -como Belén- no la vivieron pero heredaron sus heridas espirituales, más hondas y duraderas que las corporales.
Agradezco al poeta Juan Matos haberme enviado ese libro. He decidido comentarlo por su indiscutible calidad literaria. Desde la primera línea hasta la última página está lleno de tropos e imágenes de gran fuerza humana, visiones creativas, para expresar su honda laceración por los históricos maltratos a que ha sometido su tierra por
“…ellos, los vencedores, caínes sempiternos,
de todo me arrancaron, me dejan el desierto”
en versos de Luis Cernuda, otro español que lloró su exilio en inolvidables palabras.
Y el amor, sus amores, la esperanza, sus esperanzas, también viven en el libro de Belén.
SU POLIFACÉTICA CÉDULA DE IDENTIDAD
La portada anuncia la santa rebeldía del libro: Foto de escena dramática: Sangrientas flores sublevadas al viento como pájaros heridos, árbol seco cercenado, rostros deformes, tablas que muerden, etc.
Pero, antes de entrar, saltemos a la contraportada, y respondámonos: ¿Quién es Belén Atienza, esta mujer con el nombre del lugar donde nació el barbudo rebelde de Galilea; y apellido que suena a atentar, tensar, que va a tientas dando luz a las letras?
Informa que nació en 1970. También, que fue una de las 12 poetas bilingües seleccionadas en 1968 por el Premio Nobel Gabriel García Márquez y la gran poeta Toni Morrison para un taller en Princeton.
Nos habla de su alta formación académica: Doctora en Lenguas Romances por la Universidad de Princeton, licenciada en Filología Española por la Universidad Autónoma de Barcelona. Catedrática de Literatura Hispánica en Clark University. Sus poemas han sido traducidos al inglés y al chino.
POETA Y MAESTRA
Ese ocupado tiempo en el sacerdocio educativo no le impide brindarnos los frutos de su talento en el verso y la investigación. Es autora del libro de relatos “Saltaparedes”, Ed. El Taller del Poeta, Pontevedra, 2011. Del ensayo “El loco en el espejo: locura y melancolía en la España de Lope de Vega”, Ed. Rodopi, New York, 2009. Y del poemario “Mi tierra es una lengua”, Proyecto Editorial La Chifurnia, San Salvador, 2020.
Hay en ella arte y reflexión. Crea y razona, poetiza y brinca la tablita del saber sin caerse. Lleva el conocimiento al aula, y en la tranquilidad del hogar vuela en alas de sus versos, dando vida a los vocablos de su hermosa lengua castellana.
ADVERTENCIA: UNA POESÍA MORDIDA EN LA LENGUA Y LOS SENOS
Del contenido de la contraportada, del libro, he referido casi todo. Pero he dejado para un lugar especial ese grito de advertencia al lector que la autora ha puesto allí en color rojo fuego. Me recuerda el canto III de la Comedia cuando Dante nos enfrenta al terror escrito en la puerta del infierno:
“Por mí se llega a la ciudad del llanto;
por mí a los reinos de la eterna pena,
y a los que sufren inmortal quebranto”.
Belén Atienza nos muestra su energía de poeta rebelde, de guerrillera del verbo, de irredenta incendiaria, y personifica una especie de “Libertad que dirige al pueblo” de Delacroix, con senos al viento, en la diestra la bandera flamígera de rojo-blanco-azul del lema “liberté, égalité, fraternité”, y en la izquierda el arma.
Veamos la desafiante advertencia de guerra en la contraportada:
“En esta obra la mujer es una y muchas, sensualidad y siglos. Grito de generaciones silentes de una Andalucía lorquiana. Poesía mordida en la lengua y los senos, secretos escondidos en los closets del alma. Eco desenfrenado de emancipación como lanza fatal en los labios”.
El próximo domingo, descubriremos otras irreverencias en la “Tierra de noches inmensas”, de Belén Atienza.