BÚHO Y LECHUZA TIENEN POCA INTELIGENCIA
Sin dudas, la Grecia antigua -especialmente en el siglo V antes de Cristo y sus alrededores- es la admirada y respetable cuna del saber. Pero, como toda obra humana, no escapó de errores. Son escasos, pero son, parafraseando al bardo César Vallejo.
Veamos. Generalmente, el poeta Homero se refiere a dioses y héroes usando hermosos apelativos, alusivos a su carácter principal. Circe, la diosa bien peinada; Odiseo, fecundo en ardides; Zeus, tonante, que lleva la égida, Aquiles, de los pies ligeros.
“La deidad de los ojos de lechuza o de búho” llama a Palas Atenea, adoradísima diosa de la inteligencia. Proviene de un error de los griegos, que consideraban inteligentes y sabias a esas aves. Por ello -se cuenta- concibieron a la hija predilecta de Zeus acompañada de un búho como mascota.
También sea, probablemente porque el animal puede ver dentro de la oscuridad y emite extraños sonidos., Es muy activo en las noches, asociadas por siglos a lo misterioso y desconocido. De este modo, se lo consideraba capaz de penetrar lo oscuro, insondable, ignoto.
Especulo que unir sabiduría y conocimiento a lo misterioso en los griegos puede ser una herencia de la gran civilización egipcia, ya que estos llamaban “Escuelas de los Misterios” a los lugares donde se reunían sus sabios. Incluso, para guardar esos misterios, dividieron su idioma en dos: lengua hierática, hablada solo por los faraones, familia real, sabios y sacerdotes de Amón; y demótica, de uso para esclavos, y demás personas comunes del país llamado don del Nilo.
El diccionario de la RAE ofrece una definición que, además de dibujar la feúra del ave, contiene ese misterio:
”Buho: Ave rapaz nocturna, indígena de España, de unos 40 cm de altura, de color mezclado de rojo y negro, calzada de plumas, con el pico corvo, los ojos grandes y colocados en la parte anterior de la cabeza, sobre la cual tiene unas plumas alzadas que parecen orejas”.
Otro falso motivo para pensar que búho o lechuza son inteligentes es su cabeza gigantesca en relación con el cuerpo. La idea de que un mayor tamaño del cerebro de un animal indica más inteligencia en este es un antiguo error desmentido por la ciencia actual.
EL AVE MÁS INTELIGENTE DEL MUNDO ES EL CUERVO
La humanidad, durante siglos ha llevado y traído la máxima “Cría cuervos y verás cómo te sacan los ojos”. Mito creído por repetido. El gran compositor dominicano Mario de Jesús lo usa en su canción “Cría cuervos”, y el destacado director español Carlos Saura en su película de homónimo título. Todo debido a ser falsamente asociado por la tradición a lo diabólico y maligno, como a la serpiente.
Obviamente, no puede deberse a ser visualmente desagradable, pues es tan feo como búho y lechuza. Quizás venga de su color negruzco, gigantesco y puntiagudo pico, visualizado como aterradores.
Sin embargo, en el cuervo este carácter de traidor, ingrato, malagradecido, no tiene fundamento real alguno. El principal elemento es su gran inteligencia: la más alta entre las aves, según investigaciones científicas.
En una publicación de la revista National Geographic, la investigadora Amelia Stymacks señala: “Hasta el siglo XXI, se creía que las aves eran unas simplonas. ¿Cómo pueden ser inteligentes con un cerebro del tamaño de un fruto seco? Pero cuanto más estudiamos la inteligencia de las aves, más supuestos desmentimos. Por ejemplo, algunos estudios han demostrado que los cuervos elaboran herramientas o resuelven acertijos, y los loros cuentan con un vocabulario muy diverso”.
Luego, cita unas contundentes palabras de otro sabio conocedor de las aves: Kevin McGowan, experto en cuervos del Laboratorio de Ornitología de Cornell en Ithaca, Nueva York: «Son capaces de volar a Argentina, volver y aterrizar en el mismo bosque. No valoramos ese tipo de inteligencia en muchos otros organismos. Hemos restringido el terreno de juego a cosas que creemos que solo nosotros podemos hacer».
VERDAD DIFÍCIL DE ACEPTAR
La realidad de que lechuza y búho no son símbolos de inteligencia, sino el cuervo y su familia, es difícil de aceptar para el humano, acostumbrado a repetir tradiciones; y más esta, tan antigua, y proveniente de un pueblo sabio como el griego.
No obstante, esta nueva verdad se impondrá, aun si se opusiera (que no creo que haga) un zoólogo tan prestigioso y agudo como mi amigo Simón Guerrero Suriñah.