Continúo exponiendo lo tratado en la conferencia que dicté hace unos días para la Universidad UAPA, dentro de su X Feria del Libro y XIII de Tecnología Educativa.
El largo proceso de escrituras, lenguas y hablas, nos ha conducido a la más grande revolución humana: la internet. Esta trajo la mayor democratización informativa. Rápidamente, adquirimos conocimientos especializados que antes eran inaccesibles a la persona común.
Por ejemplo, el médico nos diagnostica una enfermedad. De repente, entramos a google y conocemos más y más sobre la misma. Datos que nos permiten confirmar, dudar y hasta discutir los dictámenes del galeno.
¿LA LECTURA HA CRECIDO O DECRECIDO EN LA ERA CIBER?
En este laberinto informativo, ¿la lectura ha aumentado o disminuido en cantidad, calidad y calidez? Desmintiendo todo pronóstico negativo, la práctica nos dice que ha aumentado muchísimo, como efecto de la web. Que ahora se lee y escribe más que nunca en toda la historia de la humanidad, y a menor costo.
Pero hay gente culta, aferrada a los medios tradicionales de acceso al conocimiento, que se queja diciendo que la lectura ha recibido un gran golpe con este desarrollo tecnológico, porque niños y jóvenes solo se dedican a la manipulación de celulares, redes sociales, twiter, facebook, instagram, tiktok, etc. Que el interés por el libro ha desaparecido arropado por estas “superficiales” herramientas postmodernas.
El genial escritor italiano Umberto Eco llegó más lejos. Dice: «Las redes sociales le dan el derecho de hablar a legiones de idiotas que primero hablaban solo en el bar después de un vaso de vino, sin dañar a la comunidad”.
Tiene razón. Es la parte mala de la web. Pero esa es una virtud y desvirtud de la democracia: contiene cierto desorden, anarquía, basura. Pero posee como contrapartida, un tesoro más importante: otorga la libertad indispensable para la sana convivencia humana: la atmósfera para conocer, pensar, cuestionar, crear, avanzar.
HISTORIA DEL LIBRO Y LA LECTURA
Para que tengamos una idea de cómo hemos llegado adonde estamos, ahora veremos a vuelo de pájaro, la evolución que han tenido el libro y la lectura desde los inicios del escribir hasta hoy. Así comprenderemos lo positivo que ha sido el desarrollo humano hasta la maravilla de hoy.
Los persas inventaron la escritura, aproximadamente 3,000 años antes de Cristo. Escribían sobre rocas. El testimonio superviviente más famoso de esta época es la llamada Piedra de Rosetta, en el Museo Británico.
Entre persas y egipcios, no existía el libro, como conjunto de páginas contentivos de informaciones. La lectura sí. Se leía en las piedratecas o bibliotecas de piedra de Ur y otras ciudades.
Luego, además de escribir en las paredes los egipcios evolucionaron al uso del papiro, coleccionados en rollos, un asomo al libro. Leer era privilegio secreto y exclusivo de las llamadas escuelas de los misterios del palacio de Tebas. Misterio significaba conocimiento.
Tan elitista era que crearon dos lenguas: hierática, exclusiva para cortesanos y los sacerdotes de Amón; y demótica, que hablaban esclavos y el pueblo común. En esto, le siguieron la India, China, Japón y otras civilizaciones antiguas.
Los egipcios, además de inventar la primera lengua y escritura plena, crean el primer alfabeto. De allí derivaron el griego, romano, latino.
En Grecia, surgen los escribas, cuyas hermosas caligrafías dieron origen a los primeros libros propiamente dichos. Pudieron multiplicarse gracias a que entre muchos debían trabajar para reproducir varios ejemplares de libros de Platón, Aristóteles, Homero, Virgilio, Horacio.
La mayoría de las poblaciones de esos países, alrededor del siglo V antes de Cristo no sabían escribir. Muchos eran esclavos, sin la educación y el arte de la letra de los escribas. Incluso, es probable que muy pocos de los grandes monarcas, nobles y cortesanos tuvieran pleno dominio del leer y escribir. Por ello, Herodoto y otros historiadores nos informan que reyes y príncipes dictaban sus cartas a quienes también les leían las recibidas.
Los grandes comerciantes son quienes difunden las lenguas y otros descubrimientos, a bordo de sus barcos y caravanas. Fenicios primero y árabes después, entre otros viajeros, son quienes han mundializado la escritura, el habla y demás inventos.
Por ejemplo, sabios de la India inventaron el sistema numérico internacional de hoy. Pero se le llama indo-arábigo porque los árabes no fueron sus creadores, pero han sido los propagadores, al usarlo por siglos para calcular costos y precios de país en país.
El próximo domingo, veremos el impacto de la impronta del invento de la imprenta (valga el trabalenguas).